Imaginemos un hospital donde médicos, enfermeras y otros profesionales no saben cómo hacer su trabajo y no cuentan con los instrumentos necesarios para diagnosticar y atender a sus pacientes. Donde los profesionales, después de días, semanas o meses de formación inicial, no tienen acceso a la formación para los años o décadas venideros. Donde no se fomenta y valora una cultura de aprendizaje y mejora continua en todos los niveles de la organización.
Al igual que los hospitales, las cárceles también tienen que ver con la vida y la muerte, con la atención y la curación, con la reducción y reparación de daños, con la seguridad de nuestra sociedad y de los ciudadanos. Las prisiones también tienen que ver con la esperanza de un futuro mejor.
Los últimos años nos han demostrado cuán resiliente puede ser el personal penitenciario y cuán crucial es la preparación de los profesionales para hacer frente a situaciones complejas e imprevistas.
Estos ofrecen oportunidades para que el personal aprenda y mejore sus habilidades, para comprender la forma en que su papel puede cambiar con el tiempo y para que los gerentes logren los objetivos de la organización mientras refuerzan, mejoran o cambian la cultura de la misma. Junto con los incentivos de progresión en la carrera, incentivos financieros y de otro tipo, la capacitación también es fundamental para reducir la rotación del personal.
La educación puede ser costosa, pero todos sabemos a dónde nos llevará la ignorancia.
En esta edición de JUSTICE TRENDS, junto con directores generales y expertos preeminentes en el sector, reflexionamos sobre la importancia de la formación y el desarrollo de los profesionales penitenciarios y de libertad vigilada.
Le invitamos a que nos acompañe en esta reflexión.
Le deseo buenas lecturas.
Pedro das Neves
Director Ejecutivo IPS_Innovative Prison Systems
Director de la revista JUSTICE TRENDS
pedro.neves@prisonsystems.eu
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