Caso Destacado: Cataluña
Departamento de Justicia de la Generalidad de Cataluña
Las instalaciones penitenciarias, instrumentos de política social y de servicio público general, se deben distribuir por todo el territorio de Cataluña teniendo en cuenta las características demográficas y geográficas, la disponibilidad de sol, el reequilibrio entre zonas y la opinión publica.
También es esencial garantizar una buena accesibilidad respeto a los órganos judiciales, los cascos urbanos de residencia de los núcleos familiares de las personas internas, así como las redes de servicios de transporte, comunicaciones y suministros. Esta ubicación urbana es igualmente crucial para los centros de cumplimiento abiertos, ya que favorece la reintegración de las personas en la comunidad.
Respecto de las características arquitectónicas de las infraestructuras, el diseño de las infraestructuras penitenciarias define el entorno en el que personas internas y profesionales interactúan de forma continua, y puede influir significativamente en los comportamientos y las interacciones.
Así, la gran innovación en la construcción de nuevos centros penitenciarios consiste al diseñar las prisiones bajo un modelo diferente y la necesidad que las tecnologías de la información sirvan para que los profesionales se puedan ocupar de funciones con un valor añadido. El Plan de Equipamientos Penitenciarios 2004-2010 permitió el cierre de centros obsoletos y la ampliación de plazas con centros de nueva construcción bajo el programa funcional CP500 que facilita una escala “humana” en la articulación de una nueva cultura y un nuevo clima organizativo.
Esta nueva concepción pasa por un diseño arquitectónico de numerosas unidades pero de dimensiones relativamente reducidas que favorecen una convivencia próxima y normalizada y disponen de áreas de actividades en cada unidad de vida, área deportiva, cultural y educativa
centralizada, talleres con capacidad para ocupar el 70% de los internos y aulas de formación ocupacional.
Las líneas arquitectónicas buscan espacios más amplios y luminosos, estructurados para acoger grupos de internos mucho más reducidos, a fin de que tanto ellos como los diversos profesionales puedan convivir sin tanta presión ambiental y física, a la vez que los edificios se diferencian por las actividades que conforman la vida en el centro.
Estos nuevos centros se conciben como una pequeña ciudad, con calles, paseos y una plaza, que permiten a los internos hacer vida al aire libre y favorecen las relaciones sociales.
Se ha trabajado a partir de la idea de organizar las actividades a partir de un eje o calle central, rica en vegetación y generosa en anchura, que atraviesa el terreno longitudinalmente y hace las funciones de gran distribuidor, de espacio de relación y ordenación de los volúmenes edificados.
Las infraestructuras del sistema penitenciario catalán tienen varios retos de futuro: el uso de las tecnologías como clave de vuelta de los flujos de circulación y las actuaciones de las personas internas y profesionales; adaptar los espacios y los procedimientos a una perspectiva de género
que garantice la igualdad y la equidad en las necesidades de las varias personas en los centros e ir más allá de la normativa en conceptos de sostenibilidad, consumo cero y ahorro energético.
Aun así, la síntesis de toda la experiencia acumulada en los últimos cuarenta años del sistema penitenciario catalán y el gran reto de futuro es un nuevo centro penitenciario para mujeres: la construcción de una nueva prisión solo para mujeres con una mirada feminista y respuestas
más integrales y adecuadas para las mujeres internas y las mujeres que trabajan.
Integrar la perspectiva de género, en este caso en el diseño integral de los espacios del centro penitenciario, debe aportar el valor de favorecer la eficiencia y la eficacia de los procesos de reinserción social que persigue nuestra organización.
La arquitectura, con capacidad de acompañar la funcionalidad de los espacios, puede ser disruptiva en algunos aspectos de este nuevo modelo como la seguridad adaptada, los espacios alternativos de aislamiento, la prevención del impacto institucional, la utilización de nuevas tecnologías en la vida cotidiana de las usuarias, la potenciación de las comunicaciones con el núcleo familiar, la atención sanitaria de carácter integral y la riqueza en espacios de participación y convivencia.