Remodelación de la infraestructura penitenciaria y formación del personal en Bulgaria

Entrevista

Ivaylo Yordanov

Comisario Jefe, Dirección General de Ejecución de Penas, Bulgaria

En esta conversación con el comisario jefe Ivaylo Yordanov, hablamos de los importantes cambios y proyectos que están configurando actualmente el sistema penitenciario búlgaro. El Sr. Yordanov nos habla del desarrollo de un nuevo y moderno complejo penitenciario y de los programas innovadores de formación del personal. Además, hablaremos de los retos y avances en las correccionales comunitarias, del papel de la cooperación internacional y de sus planes para la introducción de “prisiones verdes” destinadas a reducir el impacto medioambiental y a proporcionar a los reclusos aptitudes para su reinserción.

¿Cuál es su visión del sistema penitenciario búlgaro y cuáles son los objetivos concretos para los que está trabajando actualmente?

IY: Intento remodelar la imagen del sistema penitenciario búlgaro. Hace apenas unas décadas, las prisiones se consideraban sobre todo lugares de castigo y no de rehabilitación. Esta percepción de la sociedad es muy distinta de la que tienen los profesionales penitenciarios, que entienden que su labor es esencial para la creación de una nueva cultura penitenciaria. Una tarea importante del sistema penitenciario búlgaro es ofrecer a los reclusos un entorno seguro y actividades significativas que fomenten el cambio y la búsqueda de un nuevo sentido a la vida. 

La Dirección General de Ejecución de Penas (DGEP) está ejecutando su proyecto más ambicioso hasta la fecha, titulado “Aumento de la capacidad del personal, construcción de una prisión piloto vinculada a un centro de formación y mejora de la rehabilitación de los reclusos”, financiado por el Mecanismo Financiero Noruego (NFM, en sus siglas en inglés) 2014-2021. 

Este proyecto supone la construcción de un nuevo y moderno complejo penitenciario, con un centro de régimen cerrado para un máximo de 400 reclusos, un centro educativo STEM, un pabellón de transición y un centro de servicios de inclusión social. 

En particular, será una prisión sin rejas, diseñada con unas condiciones lo más parecidas posibles al mundo exterior. El centro de servicios sociales ofrecerá a los reclusos la oportunidad de participar en actividades encaminadas a su plena integración en la sociedad, la educación, el empleo y las actividades creativas. También facilitará iniciativas específicas con las familias de los presos, tratando de reforzar su implicación y sus lazos familiares, con tutorías adicionales para padres e hijos.

Los representantes de las partes interesadas externas y de le la sociedad civil – servicios sociales, servicios sanitarios, organizaciones sindicales y ONG – se alojarán en el Centro de Servicios de Inclusión Social.

Otro elemento clave del proyecto es el énfasis en la formación del personal, con la construcción de un centro de formación de vanguardia capaz de albergar hasta 100 alumnos y dotado de una sala de conferencias.

El personal es el pilar más importante sobre el que se asienta nuestra organización y necesita apoyo en su misión diaria , tan compleja y, al mismo tiempo, tan humana.

Es por ello que se ha desarrollado un nuevo programa de formación inicial del personal, centrado en el desarrollo de conocimientos y competencias. El programa es altamente interactivo, en línea con los mejores enfoques y tendencias en la formación de jóvenes. Abarca, entre otras disciplinas, la seguridad dinámica, la comunicación, la ética profesional, la comprensión de las diferencias, el trabajo con hijos de reclusos y otros grupos vulnerables, y la prevención de la radicalización y el extremismo violento. El proceso de aprendizaje incorporará el uso de realidad virtual, tecnologías modernas e inteligencia artificial. Con la ayuda de expertos y psicólogos internacionales, hemos desarrollado y estamos aplicando un programa especial denominado “Módulo de formación para la prevención del burnout”, cuyo objetivo es informar y preparar a los trabajadores para que puedan lidiar con el desgaste profesional del trabajo.

Por primera vez dentro del sistema penitenciario, el profesor Ioan Durnescu, de la Universidad de Bucarest, desarrolló una herramienta búlgara de evaluación de riesgos, necesidades y puntos fuertes (BRiNSAT).

Estoy convencido de que, aunque dispongamos de la infraestructura más moderna, nuestros esfuerzos no tendrán el efecto deseado si no la llenamos de contenido, ni para los presos ni para la sociedad. En este sentido, hemos desarrollado un nuevo Marco Conceptual para la Rehabilitación y Reinserción Social de los Presos. Dentro de este marco conceptual, se han desarrollado tres programas: un programa de tutoría inspirado en el modelo noruego denominado “funcionario de contacto”; un programa “Proyecto de Vida” dirigido a los jóvenes y centrado en los grupos marginados; y un programa para personas que se enfrentan a la adicción.

¿Cómo percibe el papel de la cooperación internacional en las reformas en curso del sistema penitenciario búlgaro?

IY: El papel de la cooperación internacional es de suma importancia para mí y para la administración penitenciaria que dirijo. Esta es la razón de la creación del Departamento de Cooperación Internacional y Formación del Personal, responsable de todas las actividades internacionales de la DGEP, los proyectos europeos y la formación del personal. 

Gracias a esta cooperación tan fructífera, somos socios de distintos proyectos transfronterizos en el ámbito de la radicalización y el extremismo violento, la libertad condicional y la gestión penitenciaria. 

Somos miembros de la Asociación Internacional de Servicios Penitenciarios, la Confederación Europea de Libertad Condicional y la Organización Europea de Prisiones (Europris). Trabajamos en colaboración con IPS, RAN, Reforma Penal Internacional, el Consejo de Europa y otras organizaciones internacionales y servicios penitenciarios.

Esta participación en iniciativas internacionales nos ha ayudado a darnos cuenta de que los sistemas penitenciarios de todo el mundo son diferentes, pero las similitudes entre ellos son mucho más numerosas porque los problemas a los que nos enfrentamos son, en gran medida, los mismos.

IY: Cuando conocemos las mejores prácticas aplicadas por nuestros colegas para la solución de un determinado problema y las aplicamos en nuestro contexto, estamos enriqueciendo y mejorando continuamente la formación profesional de nuestro personal. 

Durante la reciente pandemia de COVID-19, hemos estado acompañando permanentemente las acciones de otros países europeos y sus metodologías para limitar la propagación de la enfermedad en los centros de detención. Este puede ser uno de mis recuerdos más presentes del recurso a la cooperación internacional en unas condiciones bastante dinámicas y en constante cambio que tuvimos que enfrentar juntos, consiguiendo proteger a los presos y al personal penitenciario ante un panorama bastante sombrío.

¿Puede hablarnos del panorama que presentan del sistema de penas y medidas alternativas en Bulgaria, particularmente en relación con las especificidades, los retos y los logros en este campo?

IY: La libertad condicional ha demostrado ser la alternativa más eficaz al encarcelamiento y el método más efectivo para prevenir nuevos delitos. El servicio de libertad condicional se creó en 2005, por recomendación de la Unión Europea. En estos 19 años, ha demostrado ser un instrumento que trabaja activamente y en cooperación con las autoridades locales.

Uno de los logros es la introducción por primera vez en 2010 de la vigilancia electrónica como parte del Servicio Búlgaro de Libertad Condicional, en el marco de un proyecto financiado por la UE. En 2019, la vigilancia electrónica se introdujo como programa nacional. Durante estos seis años, tanto las personas en arresto domiciliario como las que tienen una medida restrictiva de libertad condicional están bajo vigilancia electrónica, con resultados extremadamente positivos

El trabajo de los agentes de libertad vigilada y las funciones específicas que desempeñan en el sistema de ejecución penal presuponen la existencia de competencias específicas para garantizar la eficacia de las medidas de libertad vigilada impuestas por el tribunal. La evolución de los servicios de libertad vigilada, los cambios en el marco jurídico, así como los cambios en la sociedad y en el perfil sociodemográfico de los convictos, plantean a los agentes de libertad vigilada el reto de tener que mejorar continuamente.

Este reto se refiere tanto a la mejora de sus competencias profesionales en el contexto de la actividad específica que desempeñan como a su formación y cualificación continuas a largo plazo.

En este sentido, se elaboró un nuevo programa de formación para agentes de libertad vigilada y personal directivo en el marco del proyecto “Refuerzo de la aplicación de medidas alternativas al encarcelamiento” del NFM 2014-2021. 

Con la ayuda de este proyecto se ha dado un gran paso hacia adelante en el fortalecimiento de la cooperación con otras instituciones en la aplicación de sanciones comunitarias, que es nuestro mayor reto.
 

La búsqueda de medidas más eficaces y la necesidad de mejorar la supervisión de los delincuentes en la comunidad para ajustarnos a las normas europeas han impulsado nuestros esfuerzos por estudiar y, en su caso, adoptar con éxito la justicia reparadora como alternativa al encarcelamiento, incluyéndose aquí la mediación. 

Por supuesto, la aplicación definitiva y sostenible de nuevas herramientas es un proceso que requerirá tiempo y un nuevo replanteamiento de nuestro marco legislativo.

¿Cuáles son las principales prioridades en la modernización del sistema penitenciario? Asimismo, ¿cuáles son las innovaciones o las tecnologías más importantes, en su opinión, para poder alcanzar de forma óptima los objetivos de la DGEP?

IY:  La mejora y modernización del sistema de ejecución de sentencias en Bulgaria sigue siendo una prioridad importante para el Ministerio de Justicia y la DGEP. Nos centramos en innovaciones y soluciones modernas para hacer de nuestro sistema un modelo de gestión de una institución pública que tiene un papel muy importante que desempeñar en la protección y el desarrollo de nuestra sociedad. 

La mayoría de los presos tendrán que salir, en algún momento, de la cárcel y volverán a nuestro medio. Y este es un argumento de peso para que, como sociedad, nos interesemos y responsabilicemos más de lo que ocurre detrás de los altos muros de la prisión; y con mayor razón posteriormente. 

Tenemos que garantizar unas condiciones normales y humanas en las cárceles para poder ayudarles, con la fuerza de nuestra profesionalidad, a replantearse sus vidas y volver a nosotros como buenos ciudadanos y personas que prosperen.

Una de nuestras iniciativas para el futuro es un programa piloto de “prisiones verdes”, para reducir así el impacto ambiental, mejorando la eficiencia de los recursos e integrando la naturaleza en nuestras infraestructuras y procesos.

A pesar de que el entorno físico es, para mí, apenas una parte de la compleja atención que necesitan los reclusos, su diseño y disposición tienen un impacto significativo en el comportamiento de las personas. La incorporación de elementos como naturaleza, vegetación, colores y luz puede mejorar la salud, los niveles de estrés y la agresividad de los reclusos. 

Esta iniciativa brindará también a los reclusos la oportunidad de adquirir nuevas cualificaciones en el sector de las tecnologías y la producción ecológicas, mejorando así sus posibilidades de incorporarse al mercado laboral tras su puesta en libertad. 

Tenemos previsto centrarnos más en la investigación de manera que nos ayude a evaluar el impacto de nuestras acciones y poder aplicar soluciones basadas en la evidencia. 

Por último, pero no por ello menos importante, vamos a invertir en la formación de nuestro personal y de los jóvenes dirigentes penitenciarios, a quienes en algún momento entregaremos el futuro del sistema penitenciario de este país.

Ivailo Yordanov

Comisario Jefe, Dirección General de Ejecución de Penas, Bulgaria

Ivailo Yordanov empezó su carrera en el año 2000 como funcionario de prisiones de la prisión de Sofía. No tardó en progresar profesionalmente: fue funcionario principal de prisiones, jefe de los servicios de vigilancia y seguridad y jefe del albergue de la prisión de Kremikovtzi. Obtuvo un máster en Derecho en 2013. Su mandato en la Dirección General de Ejecución de Penas comenzó como jefe de seguridad y vigilancia penitenciaria, donde supervisó la seguridad de las prisiones de todo el país y contribuyó a los programas de formación de los guardias de prisiones. Desde 2019 es director general de la DGES, tras un año como director general adjunto.

 

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