Entrevista
Olena Vysotska
Viceministra de Justicia de Ucrania
¿Podría describirnos el panorama actual del sistema judicial ucraniano, especialmente en lo que respecta a las prisiones y los servicios de libertad condicional, en el contexto del conflicto actual?
OV: El sistema penitenciario ucraniano, al igual que todos los ámbitos dependientes del Ministerio de Justicia, se encuentra actualmente en la tesitura de tener que encontrar un equilibrio entre atender las nuevas necesidades básicas causadas por la guerra y emprender reformas para cumplir las normas internacionales y europeas en materia de reinserción.
Empezamos a trabajar con un sistema que durante mucho tiempo tuvo problemas de financiación, lo que impedía modernizar las viejas infraestructuras y los enfoques anticuados de tratamiento y resocialización, todos ellos vestigios del sistema totalitario soviético, que arruinaron la vida de las personas que acababaron entre rejas.
Fue en 2019 cuando los horizontes de la reforma penitenciaria se centraron en estos problemas clave. Sin embargo, al año siguiente, la tarea de revisar la filosofía y la gestión de las prisiones se vio obstaculizada por un nuevo problema con la aparición de la pandemia del COVID-19. No nos escapamos de este problema y ampliamos nuestro ámbito de responsabilidades.
Sin embargo, dos años después, los problemas derivados de la pandemia mundial, que complicaron por igual las actividades del personal penitenciario y la vida diaria de la población reclusa, parecieron insignificantes en comparación con lo que vino después. Y es que se acababa de iniciar la mayor guerra del mundo contra Ucrania, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
A día de hoy, el sistema penitenciario de Ucrania, que antes de la guerra contaba con más de 100 centros penitenciarios y se ocupaba del destino de unos 50.000 reclusos y 20.000 clientes en libertad condicional, funciona bajo constantes amenazas humanitarias y contra la seguridad.
Más de 300 estructuras de 27 instituciones resultaron dañadas como consecuencia de los ataques rusos, con cinco prisiones completamente destruidas y varios trabajadores y reclusos muertos.
Los residentes de doce centros (unos 4.000 reclusos) fueron evacuados a zonas más seguras, mientras que once centros (con unas 3.500 personas) estuvieron ocupados temporalmente; cuatro de ellos fueron recuperados posteriormente por las fuerzas ucranianas, pero los reclusos habían sido llevados por Rusia.
El secuestro de convictos (civiles llevados a la fuerza a territorios controlados por Rusia) supone otro reto para el país: hacer que estas personas regresen efectivamente de su cautiverio. Otros problemas, como las interrupciones del suministro eléctrico y de agua, parecen banales en comparación.
En este contexto, las limitaciones financieras de un país pobre que se ve obligado a defenderse de un fuerte enemigo armado son considerables y repercuten en el apoyo necesario para poder mantener las operaciones penitenciarias durante la guerra.
Por otro lado, el sistema penitenciario ucraniano ha recibido un aumento inesperado de población con la incorporación de prisioneros de guerra rusos. Un número importante de ellos habían sido ya encarcelados previamente en prisiones rusas, y reclutados posteriormente en sus unidades de asalto.
Tengo que decir que estoy orgulloso de la resistencia del pueblo ucraniano y, especialmente, del personal del sistema penitenciario. Durante los días más críticos, ni una sola unidad se quedó sin administración ni personal. Como todos los ucranianos, los trabajadores se apoyaron los unos a los otros, transportando a las familias a zonas más seguras, distribuyendo ayuda humanitaria y encontrando alojamientos tras las evacuaciones forzosas.
El sistema, tan amplio y complejo, mantuvo el control y la capacidad de gestión en esos momentos tan críticos. Los convictos demostraron también su patriotismo.
A pesar de los intentos de Rusia de desestabilizar la situación e incitar a la desobediencia y los disturbios, los presos ucranianos superaron honorablemente estas pruebas sin ningún acto de desobediencia. Los presos presentaron miles de solicitudes de movilización y crearon numerosas obras de arte patrióticas en apoyo de Ucrania.
JT: En diciembre de 2022, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) visitó Kiev para evaluar las necesidades en medio del conflicto de los servicios penitenciarios y de libertad condicional estatales de Ucrania. Esta visita dio lugar a la propuesta de un nuevo programa, Asistencia Penitenciaria en Respuesta al Conflicto Armado y Necesidades de Emergencia en Ucrania (PACE.UA), destinado a integrar la gestión de prisiones y delincuentes en la respuesta humanitaria en Ucrania, entre otros objetivos.
¿De qué manera ha ayudado el apoyo internacional al sistema penitenciario a garantizar la seguridad y las necesidades básicas del personal y de las personas encarceladas?
OV: Estamos construyendo la cooperación con los donantes, teniendo en cuenta las especificidades de su mandato y sus intereses, basándonos en las prioridades de nuestro sistema penitenciario.
Sin duda, el Comité Internacional de la Cruz Roja ha prestado un importante apoyo humanitario. Compraron y entregaron 49 generadores, numerosos materiales y equipos de construcción, combustible, medicamentos y artículos de primera necesidad para los presos y prisioneros de guerra, valorados en más de un millón de euros. El Fondo Mundial nos ayuda enormemente a cubrir las necesidades médicas de los prisioneros.
El nuevo proyecto PACE.UA de la ONUDD combinará la asistencia técnica con el suministro de energía, calefacción y agua, además de dotar a las prisiones de sistemas informáticos y de comunicación, equipos de seguridad y otras herramientas para mejorar la respuesta en casos de emergencia.
Del mismo modo, solicitamos la asistencia de expertos con el fin de mejorar la evaluación individual y la diferenciación en el trabajo con diversas categorías de reclusos y el desarrollo de herramientas para su rehabilitación social.
Gracias a los esfuerzos de este donante, ahora disponemos de un curso en línea ucraniano sobre las Reglas Mandela para la formación del personal penitenciario, además de orientación especializada sobre los nuevos medios de restricción de movimientos, un aspecto relevante en el contexto de la seguridad.
En junio de 2023, se celebró en Kiev, con el apoyo de la ONUDD, un llamativo evento de gran tamaño que reunió a autoridades penitenciarias europeas y a organizaciones internacionales especializadas en el trabajo con lugares de privación de libertad. Este evento demostró el apoyo y la voluntad de ayudar a Ucrania a luchar contra los problemas humanitarios durante la guerra y a reformar el sistema.
Quiero dar las gracias a los socios de Ucrania y a los donantes internacionales. En tiempos objetivamente difíciles, nuestro sistema judicial siente su apoyo y sigue comprometido con los objetivos humanitarios de transformar el sistema penitenciario para que cumpla las normas internacionales.
Sin su ayuda, el amplio, y densamente poblado, sistema penitenciario ucraniano no resistirá las increíbles dificultades propias de los tiempos de guerra.
Esperamos también que la comunidad internacional ejerza su influencia sobre el enemigo para que trate con humanidad a los militares ucranianos cautivos.
¿A qué nuevos retos se enfrenta el Ministerio de Justicia en su nueva función de supervisión de los prisioneros de guerra?
OV: La detención de prisioneros de guerra representa una tarea nueva e importante, aunque temporal, del sistema ucraniano. Después de, prácticamente, estudiarnos los Convenios de Ginebra, hemos aprendido y adoptado el principio fundamental sobre el que se asientan: no mantener en condiciones carcelarias a los prisioneros de guerra y asignar responsabilidades en cierto modo diferentes al personal que trabaja con ellos.
En Ucrania se han creado varios recintos para la detención de prisioneros de guerra, donde se les mantiene separados de los demás prisioneros y de los campos.
¿Cómo consigue el Ministerio de Justicia equilibrar las necesidades
urgentes creadas por el conflicto con sus iniciativas de reforma y
modernización a largo plazo?
OV: A pesar de las difíciles condiciones de los tiempos de guerra, no nos olvidamos de nuestra misión. Además de garantizar el funcionamiento diario de las prisiones, nos esforzamos por mejorar las condiciones y las metodologías de trabajo. La Estrategia para la Reforma del Sistema Penitenciario adoptada por el Gobierno nos sirve de hoja de ruta hasta 2026.
Su plan operativo tiene en cuenta las realidades actuales de la guerra y de la vida diaria dentro del sistema. A pesar de las dificultades existentes, se han cumplido los objetivos del primer plan anual.
¿Cómo podemos encontrar recursos para ello en tiempos de guerra? En general, como antes de la guerra, nuestro presupuesto no ha cubierto nunca totalmente nuestras necesidades. Nos mantenemos centrados en los procesos económicos, desarrollando proyectos para estimular el trabajo de los convictos y desarrollar la producción de las prisiones.
Nos dedicamos a pensar de forma creativa para conseguir financiación, respetando siempre los derechos humanos y los mecanismos anticorrupción. Y trabajamos con donantes internacionales.
El año pasado equipamos más de 2.000 camas para presos con el fin de cumplir las normas internacionales, sin tener en cuenta las instituciones para la detención de prisioneros de guerra, que se equipan inmediatamente de acuerdo con los requisitos de los Convenios de Ginebra.
A pesar de las dificultades que plantea el hacinamiento, especialmente en los centros de detención preventiva, y debido a la evacuación de presos de las zonas de primera línea, hemos puesto en marcha proyectos que proporcionan a los presos un mayor espacio vital por encima de lo exigido por las normas nacionales.
Por los desafíos que presenta la guerra, hemos equipado fuentes alternativas de emergencia de electricidad y agua, además de dotarnos de capacidades para la preparación de alimentos en caso de apagones, utilizando recursos de la ayuda internacional.
Asimismo, seguimos promoviendo iniciativas a gran escala iniciadas en el período anterior a la guerra. Tenemos planes para construir dos nuevos centros modernos de detención preventiva en Kyiv y Lviv, y una nueva institución penitenciaria que refleje los conceptos contemporáneos de ingeniería carcelaria en el centro de Ucrania. Para financiar estos proyectos, hemos vendido instalaciones penitenciarias previamente cerradas en procedimientos de subasta transparentes.
No nos olvidamos de los cambios introducidos en la filosofía y la gestión de las prisiones. A lo largo de dos años de guerra, hemos puesto en marcha numerosas iniciativas para mejorar la legislación, la resocialización y la seguridad en las instituciones penitenciarias.
Introdujimos instituciones de régimen múltiple, adoptamos cambios legislativos para la puesta en libertad anticipada de condenados a cadena perpetua, además de otras modificaciones para la aplicación sistémica de las decisiones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Adoptamos los principios de seguridad dinámica y prevención de la tortura. Para una administración penitenciaria eficaz, estamos digitalizando también la gestión de las prisiones.
Nos fijamos en los países europeos como modelos para la reforma de nuestro sistema penitenciario, estudiando detenidamente y poniendo en práctica sus experiencias.
JT: El Ministerio de Justicia de Ucrania, en colaboración con socios internacionales, se ha centrado en mejorar los servicios de libertad condicional y en ampliar el uso de penas alternativas.
¿Qué avances se han logrado para reforzar los servicios de libertad
condicional y ampliar el uso de penas alternativas en Ucrania?
OV: La libertad condicional ayuda a los delincuentes a adaptarse a una vida honesta en la sociedad, sin vivir encarcelados. Es menos costosa para el Estado que el encarcelamiento y permite al condenado mantener los lazos familiares, trabajar, conservar su vivienda, etc. La libertad condicional ha demostrado su eficacia como alternativa viable al encarcelamiento.
En la actualidad, el sistema de libertad condicional ucraniano se apoya en su propia legislación, en un sistema informático moderno y en herramientas de trabajo progresistas, como la evaluación de riesgos y los programas correccionales. Nuestra institución estatal “Centro de Libertad Condicional” cuenta con 3.400 empleados repartidos en 554 unidades distintas por toda Ucrania.
El éxito de la libertad condicional depende en gran medida de su experiencia, ya que desempeñan un papel fundamental a la hora de orientar hacia la rehabilitación a quienes han recibido penas alternativas.
En la práctica, el 90% de las recomendaciones del sistema de libertad condicional se aplican en las resoluciones judiciales. Actualmente, el número de personas registradas en las autoridades de libertad condicional duplica el número de condenados en las prisiones.
Recientemente se ha promulgado una ley que introduce la supervisión condicional como un nuevo tipo de pena alternativa al encarcelamiento. Esta iniciativa forma parte de los hitos para el desarrollo de las penas alternativas en la Estrategia de Reforma del Sistema Penitenciario de Ucrania.
JT: El Consejo de Europa (CdE) ha sido también un socio crucial en el apoyo a la reforma penitenciaria en Ucrania, con proyectos como SPERU+, cuyo objetivo es reorientar el sistema penitenciario hacia un enfoque más rehabilitador. Con la finalización de SPERU+, esta asociación continúa con un nuevo proyecto, denominado DECOPRIS, centrado en la mejora de las condiciones de detención y la reducción de la reincidencia.
¿Puede hablarnos de los éxitos logrados con el proyecto SPERU+ del Consejo de Europa, y cuáles son los principales objetivos del próximo proyecto DECOPRIS?
OV: En cooperación con el proyecto SPERU+, hemos logrado resultados significativos en la aplicación de herramientas de resocialización y en la integración de las normas internacionales en las actividades prácticas de nuestras instituciones penitenciarias.
Desde el inicio del programa en 2021, hemos introducido programas especiales para trabajar con reclusos, como “Resolución de problemas”, “Apoyo a los lazos familiares” y programas para personas que consumen sustancias psicoactivas. Además, se ha elaborado un manual para prestar apoyo psicológico y psicosocial a personas en riesgo de suicidio, así como un estudio técnico destinado a mejorar la participación de las personas encarceladas en programas de trabajo.
También hemos organizado numerosos actos de formación para iniciar estos programas correccionales y otras cualificaciones técnicas, como una serie de cursos de formación sobre evaluación del riesgo de reincidencia y sobre cómo elaborar planes de trabajo personalizados. Además, el proyecto facilitó la adquisición de los equipos necesarios para los psicólogos que trabajan en nuestros centros.
A principios de 2024, se pondrá en marcha un nuevo proyecto del Consejo de Europa, “En camino hacia unas condiciones de detención más humanas y la reducción del número de reincidencias en Ucrania (DECOPRIS)”, destinado a reforzar la protección de los derechos de los presos mediante la mejora de la calidad de la gestión penitenciaria y la rehabilitación de los reclusos en Ucrania.
Entre las principales actividades previstas en el proyecto están la puesta en marcha de programas de rehabilitación, herramientas para una gestión eficaz de las prisiones, formación del personal sobre seguridad dinámica y la creación de un departamento terapéutico para trabajar con reclusos drogodependientes o alcohólicos.
Olena Vysotska
Viceministra de Justicia de Ucrania
Olena Vysotska es Viceministra de Justicia de Ucrania, cargo que ocupa desde el 13 de marzo de 2020. Hizo historia como la primera mujer en coordinar el servicio penitenciario del país. Olena es doctora en Derecho y tiene una segunda licenciatura en Finanzas. Su servicio público comenzó en diciembre de 2019, cuando dirigió la Secretaría del Secretario de Estado del Ministerio de Justicia de Ucrania, cargo que ocupó hasta marzo de 2020.
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