Entrevista
John May
Cofundador y presidente de Health through Walls
¿Qué fue lo que le motivó a dedicar su carrera a la prestación de asistencia sanitaria a los presos y a fundar Health through Walls?
JM: El privilegio de poder hacer una diferencia en la vida de tantas personas es lo que me llevó a trabajar en la asistencia sanitaria penitenciaria, y el ejemplo y la dedicación de unos compañeros increíbles es lo que me hace seguir adelante.
Una noche de 1999, en mi casa en Estados Unidos, vi en la televisión un documental que hablaba de la poca eficacia de los fondos de la USAID en su asistencia al sistema judicial de Haití. El reportero entró en la Penitenciaría Nacional de la capital, Puerto Príncipe, y fue testigo de las espantosas condiciones de hacinamiento y miseria de miles de personas entre rejas a la espera de juicio. En esos tiempos, yo era médico de la cárcel de mi localidad y me conmovió lo que vi. Decidí que quería viajar hasta allí para ver qué tipo de ayuda podía prestar.
Al principio, fui incapaz de conseguir los contactos apropiados. Pero no me di por vencido y, un año más tarde, cogí yo sola el vuelo de dos horas desde mi casa de Miami, Florida, hasta Puerto Príncipe, sin tener ningún contacto en Haití.
Por aquel entonces, desconocía la existencia de una comunidad penitenciaria mundial y la fuerza que aporta una organización como la Asociación Internacional de Correccionales y Prisiones pero sabía, por mi experiencia en Estados Unidos, que los profesionales que trabajan en correccionales comparten un vínculo y están motivados para hacer mejoras.
Llegué a la prisión sin conocer el idioma ni el panorama, y me llevó varios días de tener que llamar a varias puertas y agendar varias reuniones. Tuve la suerte de conocer a Michelle Karshan, una ciudadana estadounidense que trabaja en Haití y que ha creado un programa, Chance Alternative, para ayudar a las personas deportadas a Haití después de haber sido condenadas penalmente en Estados Unidos. Michelle conocía un poco el sistema y me ayudó a navegar por los canales.
Por fin, se propagó esa camaradería que existe entre los funcionarios de prisiones y conseguí entrar en la cárcel. Me quedé atónito con lo que vi. Pensé que seguramente, un año después de haberse emitido un documental internacional que hablaba de unas condiciones tan desesperadas, habría alguna persona o alguna entidad que habría hecho algo. Pero la realidad era que la situación era tan mala o incluso peor de lo que se mostraba en la televisión.
A día de hoy, contamos con cerca de 170 trabajadores locales que trabajan en prisiones de Haití, República Dominicana, Jamaica, Malawi, Mozambique y República Centroafricana.
A la cabeza están Ivan Calder, nuestro increíble director general, que trabaja y viaja incansablemente para responder a las numerosas peticiones y necesidades al mismo tiempo que busca financiación por todos los rincones, y héroes, como nuestro coordinador de proyecto en Haití y su equipo, que siguen adelante a pesar de la degradación inimaginable de su país.
¿Podría hablarnos de los problemas particulares que plantea la prestación de asistencia sanitaria en centros penitenciarios de países en desarrollo?
JM: En la mayoría de las ocasiones existe un deseo muy fuerte de ofrecer y de apoyar una atención sanitaria adecuada, pero faltan los recursos o los conocimientos técnicos.
Además, para un profesional médico, la prisión puede resultar muy claustrofóbica. Si el personal penitenciario y el personal sanitario no se respetan y colaboran entre ellos, acabarán desmoralizados y los resultados serán malos.
Incluso en los programas donde los ministerios de sanidad deben prestar asistencia sanitaria en las prisiones, las personas que entran en ellas pueden encontrarse con una falta de dirección o apoyo. En nuestra opinión, la idea de crear una comunidad de profesionales, compartir e intercambiar ideas y objetivos, y ser un recurso puede ser de mucha ayuda para mejorar los sistemas.
Nos hemos encontrado con un obstáculo peculiar, que han sido muchos de los protocolos de los organismos sanitarios institucionales destinados a orientar el desarrollo de los sistemas de salud en países con pocos recursos. No han sido pensados para la situación de las prisiones.
Por ejemplo, durante muchos años la Organización Mundial de la Salud (OMS) promovió que la mejor estrategia para detectar la tuberculosis en los países de renta baja era preguntar a las personas si tenían tos, fiebre o pérdida de peso. No apoyaba el uso de la tecnología porque no se consideraba rentable. Pero si se pregunta a miles de personas dentro de una cárcel superpoblada si tienen alguno de estos síntomas, casi todos dirían que sí. Y cuando intentamos abogar por un sistema mejor, como la radiografía digital de tórax, nos dijeron que las directrices no lo apoyan.
Afortunadamente, con ese ejemplo, la OMS respalda ahora el cribado con radiografía de tórax en las cárceles, ya que hemos demostrado su eficacia y sus resultados.
Cómo colabora Health through Walls con las administraciones penitenciarias para mejorar la prestación de asistencia sanitaria en las prisiones? ¿En qué medida puede participar e influir HtW en las decisiones políticas que correspondan para garantizar su sostenibilidad?
JM: Francamente, ha habido ocasiones en las que hemos tenido que infiltrarnos en un sistema porque no encontrábamos más que negligencia. No obstante, la mayoría de las veces es a través de una amable invitación de los responsables penitenciarios o sanitarios para que revisemos su sistema y ofrezcamos asesoramiento o apoyo para la introducción de mejoras.
En ambos casos, consolidamos inevitablemente una relación para que todos compartan los buenos resultados y las mejoras en el entorno, la salud y la seguridad. Buscamos subvenciones externas, colaboraciones comunitarias y asociaciones profesionales para crear sistemas sostenibles. Formamos al personal local y continuamos siendo un recurso.
Tendemos puentes entre los organismos y sistemas gubernamentales para que todo el mundo pueda reconocer su propio interés en el mantenimiento de un sistema sanitario adecuado dentro de las prisiones.
JT: Health through Walls Haití ha sido reconocida con el Global Correctional Health Award 2022 por su uso de la tecnología y la inteligencia artificial en la mejora de los resultados sanitarios durante la identificación y el tratamiento de la tuberculosis. Hemos sabido también de la existencia del proyecto ECHO de HtW, que utiliza videoconferencias en línea para ofrecer formación al personal sanitario penitenciario y a las personas encarceladas.
¿Puede hablarnos más de los enfoques innovadores de HtW y de cómo puede contribuir a su misión llevar los esfuerzos de modernización a contextos con escasez de recursos?
JM: Hay muchas tecnologías interesantes que pueden ayudarnos en la salud de la población. HtW ha implementado y preparado varios sistemas penitenciarios en el uso de radiografías de tórax digitalizadas para la detección de la tuberculosis activa. Tradicionalmente, las radiografías se enviaban a un radiólogo para su interpretación.
El proceso era caro y tardaba varios días. Ahora, podemos utilizar sistemas de inteligencia artificial aprobados por la OMS para interpretar las radiografías y alertarnos en cuestión de minutos cuando exista la probabilidad de que la persona tenga tuberculosis. Se puede aislar inmediatamente a la persona para reducir el riesgo de contagio e iniciar el camino hacia la curación mediante su tratamiento.
Incluso en los países de renta baja, tecnologías como ésta pueden resultar rentables al tiempo que repercuten enormemente en el control de la enfermedad.
Los obstáculos tecnológicos son pocos y podemos adaptarnos para que obtener grandes resultados.
El Proyecto ECHO es un programa internacional de aprendizaje a distancia que hemos introducido en entornos penitenciarios y que se centra en el VIH, la hepatitis y otras enfermedades. Hemos organizado programas virtuales mensuales de una hora de duración, en inglés, español, francés y portugués, para trabajadores sanitarios de prisiones de muchos países. Compartimos casos clínicos complejos y procuramos la orientación de expertos en la materia sobre la mejor manera de tratarlos.
Las personas se unen a las conversaciones a través de conexiones Zoom en sus teléfonos móviles u ordenadores. El modelo es “todos enseñan, todos aprenden”. Esta experiencia mejora la camaradería, reduce el aislacionismo y consolida esta comunidad nuestra de proveedores de salud penitenciaria especializados. Pero también organizamos una plataforma ECHO similar para que las personas encarceladas compartan sus experiencias.
Hemos equipado los sistemas con ordenadores portátiles y acceso a Internet. Grupos selectos de personas encarceladas se sientan ante la cámara del portátil y participan en una sesión supervisada con grupos de personas encarceladas de otros países para debatir experiencias o actitudes similares o diferentes sobre las enfermedades en prisión, cómo mantenerse sano en prisión, cómo reducir los riesgos o cómo eliminar los estigmas.
Hay un gran poder en la educación entre iguales, ya que aprendemos unos de otros.
¿Qué mensaje le gustaría transmitir a posibles socios y colaboradores acerca de la importancia de la misión de Health through Walls?
JM: Nuestro trabajo ha crecido en todo el mundo y ha tenido un impacto porque hemos reunido un equipo orientado por su misión, que es muchas veces capaz de ayudar con pocos recursos pero con mucha pasión, agallas y solidaridad. Sin embargo, casi setenta años después de la adopción de las ahora llamadas Reglas Mandela, es una tragedia que muchos sistemas con escasez de recursos no cumplan las normas sanitarias mínimas.
Encontramos muchas lagunas en la atención sanitaria. Afloran enfermedades prevenibles; falta tratamiento; no hay servicios disponibles… Hay muchas necesidades. Nuestro objetivo es ayudar a los sistemas para que, como mínimo, no causen más daño, sino que se conviertan en un sistema que promueva y genere salud y bienestar.
No hace falta mucho para cambiar las cosas, sólo creer en el valor de cada ser humano.
Para saber más sobre Health through Walls, participar o hacer un donativo, visite el sitio web: www.healththroughwalls.org
John May
Cofundador y presidente de Health through Walls
John P. May, MD, FACP, es el director médico de Centurion LLC, proveedor líder de servicios sanitarios en cárceles y prisiones de todo Estados Unidos. Profesional reconocido con varios premios al Servicio y la Excelencia, es también profesor clínico adjunto, en el departamento de Medicina Interna de la Facultad de Medicina Osteopática Dr. Kiran C. Patel de la Universidad NOVA Southeastern, y profesor afiliado de la Facultad de Salud Pública Rollins de la Universidad Emory.El Dr. May es presidente de la comisión internacional de la American Correctional Association, miembro de la junta directiva de la International Corrections and Prisons Association y forma parte del consejo asesor editorial del Journal of International Prisoner Health.
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