Artículo
Larry Motiuk
Contexto histórico
A lo largo de milenios, la evaluación de riesgos ha evolucionado desde el simple recuento de signos grabados en tabletas de arcilla hasta la cuantificación compleja de indicadores digitalizados en tabletas electrónicas. En la historia de la humanidad abundan los asesores que utilizan su conocimiento y destreza para ayudar a quienes se enfrentan a la toma de decisiones de riesgo.
Durante mucho tiempo el análisis basado en el riesgo ha constituido el criterio para decidir cómo podían asignarse mejor los recursos y los controles, tanto en cuestiones de seguridad como en materia de salud o medio ambiente. Así, pues, son muchos los años de práctica de la evaluación de riesgos.
Sin embargo, se debe principalmente a las aportaciones de Pascal, de Fermet, Poisson, Laplace y otros matemáticos franceses el que la teoría de la probabilidad y la estadística acabasen siendo sinónimos del método actuarial de la evaluación de riesgos.
Aquí cabe también mencionar otro científico francés, Louis Pasteur, quien aplicó un enfoque cuantitativo en el laboratorio con el que pudo llegar al gran descubrimiento de la vacuna para evitar las enfermedades. Todos ellos, además de otros, allanaron el camino para avanzar hacia las evaluaciones de riesgos que hoy aplicamos.
Evolución de la evaluación de riesgos en los sistemas correccionales
En la actualidad, el método actuarial es de uso generalizado en banca, seguros, sanidad y justicia penal. Sirve para tomar decisiones de riesgo informadas sobre una persona en particular; no sobre grupos de personas.
En el sistema de justicia penal, procesos de evaluación estandarizados e instrumentos basados en la investigación sirven en los juzgados y tribunales para informar la decisión sobre la prisión provisional y la imposición de condenas.
A continuación, ya en el ámbito del sistema correccional, sirven para determinar el nivel de seguridad y la colocación, el enfoque y la intensidad del tratamiento, la decisión sobre los permisos temporales y la puesta en libertad condicional, así como la asignación de un rol también en la supervisión comunitaria.
Profesionales capacitados y certificados administran estas herramientas de evaluación de riesgos en la psicología forense y la gestión de casos.
En la década de 1980, el Estado de California y la Oficina Federal de Prisiones de EE.UU. fueron pioneros tempranos en el desarrollo y aplicación de esas herramientas de evaluación.
Desde mediados de la década de 1990, las instituciones penitenciarias federales y provinciales canadienses tienen incorporados criterios objetivos en sus formulaciones sobre decisiones que reflejan el riesgo para el público, el personal y los delincuentes.
En Australia, Gran Bretaña, Nueva Zelanda, Singapur y otras muchas jurisdicciones de todo el mundo también se han implementado criterios objetivos.
Hechos y características de la evaluación de riesgos
Todas las herramientas actuariales referidas se basan en predictores bien consolidados y estadísticamente sólidos de la conducta delictiva futura (es decir, menor edad, historial delictivo juvenil/de la edad adulta, gravedad del delito, consumo de estupefacientes).
En la reevaluación, se consideran, entre otros factores, los incidentes de seguridad, el cumplimiento de programas y el avance logrado en el abordaje de necesidades específicas relacionadas con el abandono de la conducta delictiva.
En conjunto, se hace una declaración de probabilidad o estimación sobre el desempeño institucional y el ajuste posterior a la liberación sin intervención específica. Se ha demostrado que estos «marcadores de riesgo» predicen tanto las malas conductas en prisión (asaltos, contrabando) como la reincidencia (revocaciones de libertad condicional, nuevas condenas).
Durante décadas, los diversos «marcadores de riesgo» contenidos en las herramientas de evaluación se han sometido a prueba científicamente y se han verificado en la literatura penológica. Herramientas de clasificación objetiva y tests psicológicos complementan las impresiones clínicas sobre el nivel de riesgo de una persona, durante la evaluación y el proceso de planificación correccional.
Pese a que no se consideran determinantes, dichas herramientas contribuyen a una toma de decisiones informada sobre seguridad y protección. Las evaluaciones de riesgos son el punto de referencia que permite al profesional o al equipo de gestión de casos establecer otras observaciones que difícilmente se capturarán con un instrumento actuarial.
A menudo, cuando se interviene para cambiar vidas y proteger a otros, pueden entrar en juego otras consideraciones.
Factores de riesgo estáticos y dinámicos
Dos áreas constituyen los cimientos para la evaluación y la toma de decisiones. Los factores de riesgo estáticos se refieren a los antecedentes; por ejemplo, el número y la diversidad de condenas penales, los quebrantamientos de confianza (fuga, violación de la libertad condicional, revocaciones) y la exposición/reacción previa ante el sistema de la justicia penal (libertad condicional y/o prisión).
Los factores de riesgo dinámicos tienen que ver con las necesidades criminogénicas (educación, empleo, consumo de sustancias estupefacientes, actitudes) que pueden reflejar el cambio en un individuo.
Estos factores dinámicos también se pueden utilizar como fuente de fortalezas (o factores de protección) que mejoran la capacidad de una persona para desarrollar relaciones positivas, gestionar el estrés y promover una conducta conforme con la ley.
Se trata de un componente esencial tanto de la evaluación de riesgos como de la gestión de casos o la planificación penitenciaria, ya que es aquí donde tiene lugar la intervención activa.
Mientras que poco se puede hacer con los factores estáticos (por ejemplo, el historial delictivo), la capacidad predictiva de dichas variables es considerable; y es aquí donde los factores de riesgo dinámicos entran en juego.
Tales necesidades específicas del caso se consideran un subconjunto del riesgo global. El objetivo es abordar de modo efectivo estos factores y aplicar intervenciones adecuadas para reducir la probabilidad de conductas delictivas futuras.
Dominar la caja de herramientas de la evaluación de riesgos
Los profesionales de los sistemas correccionales deben dominar una amplia variedad de métodos y estrategias validados científicamente.
Sistemáticamente tienen que recopilar información de muchas fuentes (policía, juzgados y tribunales, escenarios penitenciarios y forenses, etc.) y sopesar toda la información de acuerdo con los mejores métodos clínicos y actuariales. El objetivo es generar predicciones correctas y útiles sobre el ajuste institucional, el riesgo de fuga y la reincidencia.
La labor de evaluación del profesional puede tener consecuencias profundas para el caso individual en cuestión; y también puede tenerlas para la comunidad institucional, en general, y la sociedad externa, en su conjunto. Se admite mayoritariamente la importancia de incorporar en su trabajo los mejores datos científicos disponibles sobre los estándares profesionales y éticos cambiantes.
Sin embargo, la complejidad y el rápido crecimiento de los datos de investigación sobre la práctica penitenciaria a menudo pueden dificultar su labor. Los documentos de políticas y las guías prácticas son esenciales como apoyo para que administradores y profesionales de los sistemas correccionales puedan cumplir su cometido de promover resultados de calidad, reducir el riesgo y elevar el nivel de servicio.
Han surgido preocupaciones al constatar que las evaluaciones de riesgos basadas en el historial delictivo reflejan desigualdades raciales en la acusación, el enjuiciamiento y la condena. Ello también es aplicable en las evaluaciones de riesgos que incluyen elementos indicativos de la educación, el empleo, la situación financiera y la salud. He ahí la razón por la que las decisiones en materia penitenciaria nunca deberían tomarse considerando únicamente una herramienta o aspecto cualquiera.
En cada decisión penitenciaria es necesario que intervenga un profesional de la justicia penal que pondere la «relevancia» de todas las evidencias disponibles y más. Para ello es necesario que quienes toman las decisiones cuenten con la capacitación y la experiencia en competencia cultural suficientes para ser conscientes de posibles sesgos en las determinaciones relativas al riesgo.
Evaluar el riesgo en los sistemas correccionales: hacia un enfoque integrado
Y bien: ¿En qué punto nos encontramos en la capacidad para evaluar el riesgo en los sistemas correccionales?
La respuesta breve sería que «mucho mejor que hace aproximadamente una década». En ciertas jurisdicciones se han revisado los instrumentos para incorporar factores de riesgo tanto estáticos como dinámicos, así como puntos fuertes que permitan mejorar y predecir la conducta delictiva.
Además, existen ahora instrumentos que se consideran neutros en cuanto a género; algunos se han diseñado para que se rijan, e incluso se informen, por el género. También hay aplicaciones formativas informatizadas para acreditar al personal en la administración de herramientas actuariales.
La generación actual de evaluadores que trabajan en los entornos correccionales ve en la evaluación de riesgos un proceso integrado que incluye diversas metodologías. Es decir, una combinación de juicios profesionales estructurados asistida por la administración de herramientas actuariales.
Mientras que los datos de la evaluación de riesgos individualizada pueden organizarse un modo estructurado en sistemas automatizados de gestión de la información, las jurisdicciones penitenciarias pueden extraer datos corporativos valiosos para trazar el perfil de toda la población institucional o comunitaria, prever el crecimiento, supervisar los cambios en la composición, mejorar los procedimientos de gestión del riesgo y medir el desempeño del sistema.
Gracias a la automatización también es posible obtener información valiosa para fines de auditoría y evaluación. Esto, a su vez, puede mejorar las operaciones y reducir los costes.
Frente a las dificultades de los sistemas correccionales de la década de 2020, nuevas técnicas de evaluación ágiles (por ejemplo, los enfoques del aprendizaje automatizado) y el uso de la reevaluación sistemática (es decir, algoritmos hechos a medida) mejorarán la forma en que los sistemas penitenciarios gestionan tanto el riesgo altamente individualizado como el riesgo multifactorial.
Parece muy próximo el día en que podremos evaluar y reevaluar sistemáticamente a los individuos, con eficacia, eficiencia y de un modo exhaustivo e integrado, con dispositivos móviles y tecnología basada en la nube.
Además, nos estamos preparando para utilizar la inteligencia artificial para diseñar, desarrollar y proporcionar un sistema de tutorización de la evaluación de riesgos que ayude al personal en la toma de decisiones.
¿En qué punto nos encontramos en la capacidad para evaluar el riesgo? Una vez más, estamos a punto de alcanzar importantes avances.
Larry Motiuk
Larry Motiuk tiene una vasta trayectoria en el sistema penitenciario, empezando por su estancia en el departamento de psicología del Centro de Detención Ottawa Carleton y, posteriormente, desde finales de la década de 1980, en la sede nacional del Servicio Correccional de Canadá. Ha sido director general de Investigación, director general de Programas y Reintegración y Asesor especial para la renovación de infraestructuras. Fue nombrado comisario asistente de Políticas en 2013, cargo que ha ejercido desde entonces. Se doctoró en Psicología en la Universidad Carleton, en Ottawa, Canadá.