“Hablamos con extremistas, no sobre ellos” – prevención, intervención, desradicalización

// Entrevista: Ariane Wolf, Red de prevención de la violencia

Directora de asuntos internacionales y cooperación transnacional

 

JT: ¿Qué es la Red de prevención de la violencia (VPN, por sus siglas en inglés) y por qué se creó?

AW: La Red de prevención de la violencia es la mayor organización de la sociedad civil que se ocupa de la prevención de la radicalización, la desvinculación y el trabajo de salida en Alemania.

Nuestro principal objetivo es apoyar los procesos de distanciamiento de las mentalidades y los grupos extremistas. Nuestra labor comenzó como un proyecto piloto en 2001, trabajando en las prisiones juveniles con delincuentes de la derecha que cometieron delitos motivados por el odio.

Después de un corto período de tiempo, se hizo evidente que este trabajo iba mucho más allá del alcance de un proyecto piloto y que requería un compromiso a largo plazo. Fue entonces cuando se fundó la Red de prevención de la violencia. Actualmente, trabajamos tanto dentro como fuera de las prisiones y contamos con más de 100 empleados. Tan solo en la cárcel hemos trabajado en más de 1500 casos.

Es fundamental trabajar con los delincuentes en la cárcel y prepararlos para su puesta en libertad. La mayoría de los sistemas penales europeos liberarán en algún momento a los presos condenados por delitos de motivación ideológica, o incluso por actos terroristas. Es más probable que el ambiente carcelario en sí mismo cause más radicalización en lugar de tener el efecto contrario.

En la cárcel, a menudo se observa la falta de factores positivos que sabemos que contribuyen a la desradicalización, como las relaciones estables, la inclusión y las interacciones sociales de confianza.

Por otra parte, la circunstancia excepcional del confinamiento también conlleva la separación de las personas de los grupos extremistas de los que pueden formar parte. Esto puede ofrecer una ventana de oportunidad para llegar a las personas a las que no podíamos llegar antes de entrar en el sistema penitenciario. A menudo están mucho más dispuestos a trabajar para cambiar su vida o salir de estos grupos.

 

JT: En cuanto a la prevención, la formación y la desradicalización, ¿en qué consiste exactamente el trabajo de la Red de prevención de la violencia y cuál es su ámbito geográfico?

AW: Nuestro trabajo abarca desde la prevención y el trabajo especializado de prevención en las escuelas, la intervención y el trabajo familiar, hasta el trabajo con casos relevantes para la seguridad en materia de la desradicalización y el trabajo de salida. Ofrecemos formación de multiplicadores, por ejemplo, para maestros y personal penitenciario.

El modelo alemán es un modelo híbrido, basado en una fuerte participación de un gran número de actores no estatales en la prevención de la radicalización. En este ámbito, tenemos una larga historia de participación de actores no estatales que se remonta a la Segunda Guerra Mundial.

Esta participación va mucho más allá del ámbito de la prevención, que es lo que normalmente se ve en otros países. La participación de las ONG – no solo en la prevención, sino también en la cárcel y en el trabajo con casos de seguridad – es poco frecuente, pero ofrece muchas ventajas.

La idea de nuestro programa penitenciario es que el mismo personal trabaje en las cárceles y luego fuera de ellas. Podemos trabajar más allá de las fronteras institucionales, ofrecer capacitación en la cárcel y hacer que las mismas personas trabajen con los delincuentes cuando estén fuera y estén disponibles para ellos hasta por dos años, o a veces incluso más tiempo.

Esta flexibilidad de trabajar como ONG nos permite llevar el aprendizaje, el trabajo que se ha hecho y también la relación de confianza al exterior cuando los individuos tratan de aplicar lo que han aprendido.

El segundo punto se refiere a la credibilidad y el acceso. Una desconfianza profundamente arraigada hacia los actores estatales es a menudo una parte central de las ideologías extremas con las que trabajamos. Desde la perspectiva de las personas a las que queremos llegar, desde una ONG, de fuera del sistema penitenciario, podemos ofrecer una mejor perspectiva para trabajar juntos.

La Red de prevención de la violencia trabaja en ocho de los dieciséis estados federales. El Ministerio Federal de Asuntos de la Familia también nos ha encomendado la tarea de trabajar en las estructuras de desradicalización en las cárceles de todo el país. Se trata de llegar a un consenso sobre lo que significa la radicalización en la cárcel y de desarrollar medidas de calidad junto con todas las demás organizaciones que trabajan en la cárcel.

A nivel internacional, ofrecemos consultoría, formación y trabajo de apoyo a los profesionales, por ejemplo, a través de redes entre pares. Nuestro trabajo se centra en encontrar soluciones individuales para los profesionales y responder a las necesidades reales, desarrollando mejores métodos de intercambio y redes entre pares, y colaborando en la investigación. En uno de nuestros proyectos, actualmente estamos trabajando con la Generalitat de Catalunya en el apoyo y la formación de su estructura multiagencias, dentro y fuera de la cárcel, para lidiar mejor con los reclusos radicalizados y preparar su liberación.

Uno de nuestros objetivos es vincular estrechamente la investigación y la práctica. Con el fin de llevar más a la práctica la investigación actual (y viceversa), fundamos una organización para ello: modus-zad.

 

© Violence Prevention Network / Sven Klages

 

JT: ¿Con qué grupos objetivo trabaja VPN?

AW: Las ideologías con las que más trabajamos son el extremismo de derecha y el extremismo islamista. Trabajamos con individuos que forman parte de grupos extremistas y con aquellos que están en riesgo de unirse a ellos.

Trabajamos con una parte sustancial de los retornados de las zonas de batalla en Siria e Iraq, aquellos que querían unirse pero fueron detenidos. El otro grupo objetivo importante son las familias. Apoyamos a las familias que están preocupadas por sus hijos y les aconsejamos cuando sus hijos han viajado a las zonas de batalla o están regresando.

Nuestro trabajo será ligeramente diferente en cada uno de los estados federales de Alemania debido a las estructuras locales. Nuestros programas en la cárcel – porque son un puente hacia el exterior – trabajan con los servicios de libertad condicional y los sistemas de asistencia social fuera de la prisión.

 

JT: ¿Qué es el método de “educación de la responsabilidad” utilizado por la Red de prevención de la violencia?

AW: La base misma del trabajo que hacemos consiste en establecer relaciones de confianza, porque no se puede hacer que los individuos cambien. Para construir una relación de confianza, necesitamos ser lo más transparentes posible sobre el tipo de relación de trabajo que tenemos y sus límites. Especialmente en materia de qué información se va a compartir.

La base de la educación de la responsabilidad es trabajar con individuos de una manera no degradante. Si bien esto no significa que estemos de acuerdo con la persona, tenemos que ser capaces de trabajar con ella, respetándole como individuo, sin respetar las ideologías extremistas ni tolerar la violencia (en realidad, todo lo contrario, adoptando una posición muy clara al respecto), pero sin degradar al individuo como persona, escuchando lo que tiene que decir y entablando un diálogo.

El diálogo es el otro elemento clave de la educación de la responsabilidad. El objetivo aquí no es reemplazar una verdad por otra, sino enseñar a la gente a pensar sobre sus propias posiciones, hacer preguntas críticas y trabajar para “sembrar la semilla de la duda” dentro de un marco ideológico cerrado.

Vemos esto como una forma mucho más sostenible de relacionarse con un individuo. Se trata de educar a la persona para que asuma la responsabilidad de lo que ha hecho y pueda tener una opinión independiente, que es todo lo contrario de lo que ocurre en los grupos extremistas, que por lo general son sistemas muy jerárquicos, en los que básicamente se dice lo que dice otra persona y se repiten las cosas, sin mucho espacio para hacer preguntas críticas. Permitirles tener opiniones con las que podrían no estar de acuerdo, pero con las que tienen que poder tratar en el mundo real, es fundamental para este trabajo de desradicalización y antiviolencia.

Ver las necesidades reales de la persona, mirar el caso real, y no solo la etiqueta de “radicalizado” o “extremista”, es esencial (…)

JT: La Red de Prevención de la Violencia es experta en trabajar con delincuentes motivados ideológicamente, ya sea por motivos religiosos (como el islamismo, el salafismo y la yihad) o políticos (como la extrema derecha).
¿Cómo manejan las diferencias y los desafíos en cuanto a los enfoques para intervenir adecuadamente en esos dos tipos de fenómenos de radicalización y extremismo?

AW: Lo que hemos aprendido, al empezar a trabajar en casos de extrema derecha y al luego transferir los métodos y aprendizajes a otros tipos de ideología, es que el punto más crítico es el acceso.

Nuestro trabajo debe tener sentido a los ojos de los clientes, quiénes deben querer trabajar con nosotros. Por lo tanto, nuestros programas son generalmente voluntarios; no solo se centran en la ideología, sino que ofrecen muchas de las dimensiones diferentes que necesitamos para ser parte de un trabajo exitoso.

Trabajamos con base en la biografía, basándonos en el crimen que cometieron, ofrecemos educación cívica y también ofrecemos trabajar sobre la ideología. Todas estas partes de los programas, y más, se combinan con un compromiso crítico de la ideología.

Además, ver las necesidades reales de la persona, mirar el caso real, y no solo la etiqueta de “radicalizado” o “extremista”, es esencial para trabajar con ambos tipos de ideología. Necesitamos asegurarnos de que puedan vivir una vida lejos de la violencia, y para ello tenemos que realizar intervenciones que respondan a sus problemas sin dejar que la presión política y el miedo nos guíen, y más bien fijándonos en las necesidades de la persona.

Con los retornados de Siria e Iraq, por ejemplo, hemos tenido problemas con la estigmatización y la atención de los medios de comunicación. Hemos tenido casos en los que le hemos conseguido un periodo de prácticas a alguien después de su salida de la cárcel, pero debido a que su nombre y su foto aparecieron en los medios de comunicación, la oportunidad se perdió.

Si las personas tienen la sensación de que no importa lo que hagan y cuánto cambien, porque igualmente no pueden reintegrarse nunca, entonces esto puede afectar negativamente nuestra capacidad de trabajar en el caso y puede influir en un mayor riesgo de reincidencia.

 

JT: En la prevención, la formación y la desradicalización en los contextos penitenciarios y de libertad condicional, ¿qué resultados puede compartir con nosotros?

AW: Cada uno de nuestros proyectos es evaluado, incorporado dentro de la estructura del proyecto, con una lógica de mejora continua. Las evaluaciones de nuestros programas penitenciarios mostraron claramente que la eficacia aumenta sustancialmente si la misma persona y relación de confianza pueden ser llevadas al exterior.

Sabemos que la reincidencia no es algo propio de las personas con una visión extremista del mundo, pero, especialmente si no queremos que alguien regrese a un grupo extremista después de la cárcel, realmente tenemos que trabajar para cerrar esta brecha desde el confinamiento hasta alcanzar a vivir una vida lejos de la violencia.

La ampliación de los programas para que no solo trabajen con los delincuentes de 6 a 12 meses antes de su puesta en libertad, sino que también estén disponibles fuera de la institución, es uno de los factores clave de nuestro éxito. Nuestra evaluación también mostró muy claramente la necesidad de tener un punto de contacto.

En cuanto al sistema penitenciario y su personal: incluso las pequeñas interacciones pueden contribuir al proceso de radicalización, pueden ser neutrales, o pueden empeorar las cosas. Esto último es lo que llamamos corradicalización. Por lo tanto, hacer posible que el personal y el sistema penitenciarios comprendan esta realidad es un factor clave del éxito. Algunos de los desafíos incluyen la protección de datos y la seguridad.

Hemos determinado que las evaluaciones de procesos son muy útiles; permiten que los programas mejoren continuamente a lo largo de su duración, en lugar de tener un solo informe al final.

Actualmente estamos desarrollando mejores métodos para hacer visible el éxito pedagógico, observando qué tipo de elecciones pedagógicas hacen los profesionales y cómo esto influye en el progreso de nuestro cliente. Las dinámicas sociales son complejas, pero algo que nos parece que vale la pena y en lo que nos estamos centrando.

 

© Violence Prevention Network / Sven Klages

 

JT: ¿Con qué fondos funciona la Red de prevención de la violencia y cuáles son sus principales socios?

AW: Nuestra principal fuente de financiación es el fondo Live Democracy, que es una financiación federal; hay financiación estatal para los centros de asesoramiento y por parte de fundaciones y particulares, así como de la Unión Europea (para nuestros proyectos internacionales).

Trabajamos en proyectos con el Ministerio del Interior, con el Ministerio de la Familia, con el Ministerio de Investigación y, dependiendo de los diferentes grupos objetivo, trabajamos con escuelas, prisiones, con el propio Estado federal y los ministerios estatales, pero también con la policía local y varias universidades.

En Alemania, hay una línea telefónica directa a nivel nacional donde la gente puede llamar cuando está preocupada por sus hijos, o por un estudiante en su clase o por alguien en su club deportivo. Esta línea directa central se remite a diferentes ONG de diferentes Estados federales, que pueden ocuparse del caso.

Esto demuestra la riqueza de los diferentes enfoques y organizaciones que existen en Alemania. Este es un buen comienzo para abordar este problema, porque no hay un enfoque que lo resuelva todo, así que es una buena idea tener un sistema en red fuerte.

Además, estamos involucrados en varios proyectos internacionales y, por lo tanto, tenemos muchos socios, entre ellos la Generalitat de Catalunya y EFUS, en el proyecto Prepare; y el Servicio Penitenciario de Bélgica e IPS Innovative Prison Systems el proyecto WayOut. Estuvimos involucrados en la Red para la Sensibilización frente a la Radicalización (RAN, por sus siglas en inglés) desde el principio.

La radicalización y el extremismo no van a desaparecer. ¡Tenemos que invertir en prevención y no deberíamos esperar a que la gente acabe en el sistema penitenciario!

JT: ¿Qué evolución cree que tendrán la radicalización y el extremismo y qué se necesitará para hacerles frente?

AW: Los grupos extremistas son firmemente internacionales, y nosotros también tenemos que serlo. Tenemos que mejorar mucho para tener respuestas más rápidas y mejores a las tendencias actuales. Necesitamos tener una programación guiada por la práctica y la implementación en lugar de tener una idea basada en la teoría, y el trabajo debe basarse más en experiencias de primera mano.

Además, tenemos que reconsiderar nuestra opinión sobre el riesgo. Hay que analizar lo que se necesita para tener una comprensión más amplia y holística del riesgo, que tenga en cuenta la necesidad de la reintegración. Para ello, tenemos que mirar más allá de los problemas que causan los delincuentes, hay que mirar los problemas que tienen.

Para lograr una reintegración sostenible, es esencial este enfoque centrado en las promesas y oportunidades, incluso en los casos más difíciles. Esto también significa ir más allá de una lista de control de evaluación de riesgos cuando se trabaja en un caso. La radicalización y el extremismo no van a desaparecer. ¡Tenemos que invertir en prevención y no deberíamos esperar a que la gente acabe en el sistema penitenciario!

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Ariane Wolf es responsable de proyectos y consultorías internacionales, facilitando la colaboración estratégica, recopilando y compartiendo las lecciones aprendidas durante la larga experiencia de la Red de prevención de la violencia y desarrollando asesoramiento sobre políticas. Se graduó con un máster en Violencia, Conflicto y Desarrollo de SOAS, Universidad de Londres, y estudió Economía y Ciencias Políticas en Berlín, Nueva York y Guadalupe, centrándose en cómo contrarrestar el extremismo violento en las prisiones, los efectos intergeneracionales del encarcelamiento y la desigualdad. Anteriormente, dirigió talleres para jóvenes delincuentes en la prisión de la isla Rikers (EE. UU.), trabajó con hombres sin hogar en Berlín y desarrolló talleres de sensibilización en las escuelas.

 

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