Se sabe que el uso de teléfonos móviles está motivado por la necesidad humana de comunicarse. Las restricciones en la duración y el tiempo que se le concede a un recluso para acceder a un número usualmente pequeño de teléfonos se traduce en oportunidades de contacto legítimas limitadas.
El contrabando de teléfonos móviles ha sido durante mucho tiempo una preocupación constante en materia de seguridad y protección civil de los establecimientos penitenciarios de todo el mundo. Se sabe que los reclusos peligrosos utilizan teléfonos móviles ilegales para dirigir actividades delictivas, a pesar de que están confinados en centros penitenciarios. Esta actividad delictiva a menudo incluye amenazas a funcionarios públicos, la planificación de fugas, el tráfico de drogas, la extorsión por dinero y la intimidación de testigos o víctimas. En algunos casos, se sabe que se han ordenado delitos más violentos, como el asesinato, utilizando teléfonos móviles ilegales.
El estar en posesión de un teléfono móvil que funcione también puede darle al recluso un elemento de poder que puede utilizarse en su beneficio dentro de la prisión. Un teléfono móvil puede convertirse en una moneda de cambio que puede contribuir a la violencia, perpetuando así la ilegalidad y la inseguridad.
A medida que los teléfonos se han vuelto físicamente más pequeños y más avanzados, también se han convertido en un material de contrabando común y popular. En algunos estados de los EE.UU., las incautaciones han aumentado hasta alcanzar la proporción de un teléfono confiscado por cada tres reclusos (Riley, 2017).
El problema está muy extendido. La actividad de las pandillas puede organizarse mucho más fácilmente cuando los miembros de las pandillas de la prisión tienen teléfonos móviles. En Brasil, en 2006, los líderes de bandas que se encontraban encarcelados orquestaron grandes revueltas sincronizadas que se llevaron a cabo simultáneamente en más de setenta prisiones. Esto fue una tarea sencilla, gracias a que estaban en contacto utilizando teléfonos móviles (Reel, 2006). El número de teléfonos móviles incautados en las cárceles irlandesas llegó a 648 en 2016, a pesar de las medidas de seguridad que se habían aplicado para evitar este contrabando (McDonagh, 2017). Al menos 15 000 teléfonos móviles o tarjetas SIM fueron confiscados en las prisiones de Inglaterra y Gales en 2017 (Homer, 2018).
Solo en el primer semestre de 2017, en las cárceles de Francia, por ejemplo, se incautaron más de 19 000 teléfonos móviles y accesorios: un promedio de casi un teléfono móvil por cada tres reclusos (Piquet, 2018).
De hecho, estos son solo unos pocos casos; el problema alcanza proporciones muy grandes y graves en muchas otras jurisdicciones. Los teléfonos son introducidos de contrabando por los visitantes y, en algunos casos, se compran a personal corrupto que desea complementar sus bajos salarios. Se han utilizado drones complejos para llevar paquetes de contrabando a las prisiones. Los funcionarios han reaccionado utilizando detectores metálicos, de radiofrecuencia y ferromagnéticos. Se han utilizado escáneres corporales e incluso perros para olfatear los dispositivos de contrabando portados por los prisioneros y los vehículos. Sin embargo, el problema persiste simplemente porque ninguna de estas tecnologías impide que los dispositivos ilegales funcionen!
En este escenario, el uso de sistemas de bloqueo de transmisión celular es una solución tecnológica basada en la radio que busca poner fin a este problema. Estos dispositivos no deberían interferir con las llamadas de emergencia legítimas realizadas tanto dentro como en los alrededores de las instituciones correccionales donde están instalados. Los sistemas de bloqueo inteligentes y eficaces instalados en las prisiones permiten el control completo de las señales de telefonía móvil dentro del perímetro de las instalaciones, a la vez que permiten que los dispositivos oficialmente aprobados sigan funcionando.
La experiencia nos dice que el problema del fomento de la actividad delictiva desde dentro de las prisiones es el resultado directo de que la tecnología esté en las manos equivocadas. Por lo tanto, se debe investigar e invertir en tecnología con el fin de abordar el problema.
Con experiencia proporcionando servicios de comunicaciones seguras en diecisiete países, TELIO también ofrece soluciones tecnológicas de vanguardia que bloquearán de manera efectiva y segura las comunicaciones que los reclusos realizan a través de teléfonos móviles ilegales.
Referencias:
Homer, A. (2018). UK prisons ‘awash’ with smuggled phones and SIM cards. BBC News. [en línea] Disponible en: https://www.bbc.com/news/uk-england-43869560
McDonagh, D. (2017). An average of 12 phones are seized in Irish prisons every week. TheJournal.ie. [en línea] Disponible en: http://www.thejournal.ie/prisons-mobile-phones-3573543-Aug2017
Piquet, C. (2018). En prison, des téléphones fixes dans chaque cellule. Le Figaro. [en línea] Disponible en: http://www.lefigaro.fr/actualite-france/2018/01/02/01016-20180102ARTFIG00185-en-prison-des-telephones-fixes-dans-chaque-cellule.php
Reel, M. (2006). Brazilian City Wakes to Prison Gang’s Power. Washington Post. [en línea] Disponible en: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2006/05/20/AR2006052001105.html??noredirect=on
Riley, M. (2017). Southern Prisons Have a Cellphone Smuggling Problem. NBC News. [en línea] Disponible en: https://www.nbcnews.com/news/corrections/southern-prisons-have-smuggled-cellphone-problem-n790251
//


Oliver Drews recibió su título en Ciencias Empresariales después de completar su educación como banquero. Empezó su carrera en Telio como Director de Gestión y accionista, en 2004. Actualmente es responsable, entre otras áreas, de las Ventas y Relaciones Internacionales de Telio. Ha contribuido de manera significativa a hacer crecer la empresa y la representa con una pasión incansable en eventos y otras ocasiones, siempre centrándose en la responsabilidad social. Desde 2003, es miembro voluntario del consejo de administración de la asociación comercial más grande de Alemania.
Publicidad

