La amenaza en el interior
Este tema, que a menudo se centra en los síntomas de un problema mayor, puede no aparecer en los titulares de los periódicos con tanta frecuencia como otros desafíos penitenciarios, pero esta epidemia silenciosa exige nuestra atención. Mientras la sociedad se enfrenta a la violencia basada en ideologías y a las redes delictivas que tejen cada vez más sus redes entre rejas, es crucial comprender la importancia de prevenir y contrarrestar el extremismo y el crimen organizado dentro de los muros de las cárceles.
Implicaciones para la seguridad en las cárceles
La delincuencia organizada pone en peligro la seguridad tanto de los reclusos como del personal penitenciario. Los funcionarios de cárceles se enfrentan a la desalentadora tarea de tratar no sólo con delincuentes individuales, sino también con sofisticadas redes que pueden movilizar el poder colectivo contra las amenazas percibidas, ya sean grupos rivales o el propio sistema penitenciario.
El efecto dominó en la sociedad
La delincuencia organizada en las cárceles no se queda sólo entre rejas. A menudo, estos grupos delictivos mantienen o incluso refuerzan sus operaciones externas desde dentro, coordinando actividades ilícitas, orquestando golpes o dirigiendo tramas de fraude. Esto significa que, paradójicamente, encarcelar a miembros de la delincuencia organizada a veces puede potenciar a estos grupos en lugar de debilitarlos.
El camino a seguir
La experiencia de países que han abordado con éxito este fenómeno demuestra la necesidad de un enfoque polifacético:
i) deben establecerse sólidas unidades de inteligencia para identificar a los actores clave de la delincuencia organizada, mapear sus redes y comprender su modus operandi;
ii) las prácticas de seguridad dinámica y la aplicación de tecnologías como los sistemas telefónicos seguros y legales, la interferencia o bloqueo de teléfonos móviles, las cámaras de vigilancia inteligentes y la detección del contrabando pueden limitar la capacidad de actuación de la delincuencia organizada;
iii) la inversión en la evaluación de riesgos y necesidades individuales y en programas de rehabilitación y educación que aborden las causas profundas de la delincuencia y ofrezcan a los reclusos vías tangibles para ganarse la vida legalmente puede disminuir el atractivo de la delincuencia organizada y de las organizaciones extremistas;
iv) la colaboración entre las instituciones penitenciarias y de libertad condicional, las comunidades locales y las ONG puede ayudar a controlar y reintegrar a los ex delincuentes, reduciendo el riesgo de reincidencia.
¿Cuál es la posición de su organización en la prevención y la lucha contra el extremismo y la delincuencia organizada?
Les deseo una lectura inspiradora.
Pedro das Neves
Director Ejecutivo IPS_Innovative Prison Systems
Director de la revista JUSTICE TRENDS
pedro.neves@prisonsystems.eu
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