Contexto
Casi todas las personas en los Estados Unidos utilizan diariamente un ordenador, un teléfono inteligente u otra forma de tecnología para trabajar, acceder a información y comunicarse con otros. Saber cómo usar un ordenador, buscar en línea, enviar un correo electrónico y crear hojas de cálculo son solo algunas de las habilidades digitales del siglo XXI que muchos de nosotros damos por sentado como requisitos para prosperar en el mundo laboral de hoy en día.
Problema
Sin embargo, según una encuesta realizada en 2017 a 2000 reclusos federales en los EE. UU., solo el 3 % dijo que tenía acceso a un ordenador (Ring 2017). Este es un número particularmente convincente cuando se considera que muchos fueron encarcelados por primera vez antes de que los ordenadores fueran comunes, lo que significa que no tienen habilidades para usarlos.
Si las personas encarceladas pretenden volver a integrarse a la sociedad con éxito, sus habilidades deben incluir competencias digitales y conocimientos de computación. Sin embargo, los administradores penitenciarios a menudo prohíben que los reclusos utilicen tecnología, debido a preocupaciones como la seguridad, los altos costes de hardware y software y la capacitación requerida para su implementación. A menudo, no permiten que los reclusos usen Internet, y se justifican al mencionar su preocupación de que los reclusos puedan acosar a otras personas o cometer nuevos delitos.
Solución
La sección judicial de la organización sin fines de lucro World Possible de los Estados Unidos tiene como objetivo lograr la alfabetización digital y reducir la reincidencia de los estudiantes encarcelados al brindarles acceso a ordenadores portátiles y servidores sin conexión. En 2016 y 2017, World Possible lanzó un programa piloto para llegar a los reclusos juveniles en 14 estados, y fue adoptado en todo el territorio de los estados de Oregón, Kansas, Wisconsin, Kentucky, Georgia y California.
El programa se centró en el uso de la tecnología sin conexión RACHEL (Zona de acceso wifi comunitario para la educación y el aprendizaje, por sus siglas en inglés) y ordenadores portátiles con sistema operativo (SO) Endless para implementar tecnología sin conexión a Internet.
Los ordenadores portátiles de SO Endless se cargaron con contenido como libros del Proyecto Gutenberg, libros de texto de primaria y secundaria y otros recursos enciclopédicos digitales. El software Endless era compatible con documentos, presentaciones y hojas de cálculo de Microsoft Office.
También se precargó una amplia gama de contenido en los portátiles RACHEL y SO Endless, incluidos Wikipedia para escuelas, libros de texto de Boundless, cursos de Saylor Academy y libros de texto y de matemáticas de Expression, por nombrar algunos. Todo este contenido hizo innecesario que los estudiantes accedieran a Internet.
Resultados
Una de las razones por la que los programas penitenciarios pilotos funcionaron fue que solo incorporaron un pequeño número de diez portátiles por centro. La planificación de la implementación fue manejable, y el sitio sirvió como un escaparate para las instalaciones similares que querían ver cómo funcionaba el programa. Se consultó a los administradores penitenciarios sobre su elección de ubicación para la implementación, su población objetivo y las políticas y procedimientos que rigen el programa. Los maestros y el personal de las instalaciones recibieron capacitación para poder usar la tecnología de manera correcta y eficiente.
Las ubicaciones para la implementación incluyeron salones de clase de escuela secundaria, unidades de educación especial, unidades de comportamiento, unidades de alojamiento regular y uso individual por parte de estudiantes universitarios. Dar a los centros penitenciarios la opción de decidir cómo implementar las máquinas fue importante para mostrar la variedad y el potencial de su aplicación. El éxito de los programas piloto se demostró cuando las agencias estatales expandieron su implementación en instalaciones pares y en programas comunitarios. La mayoría pidió entre 140 y 300 máquinas adicionales.
Los administradores penitenciarios dijeron que su participación dependía del hecho de que no estaban obligados a recopilar datos durante la prueba piloto, lo que alivió un punto de estrés adicional. Los sitios experimentaron resultados positivos, observando un mejor comportamiento de los estudiantes y mejores resultados académicos. Los datos iniciales indicaron una disminución en la tasa de incidentes cuando se implementaron los ordenadores portátiles, así como un aumento en la comprensión de lectura. Los ordenadores implementados en 2016 todavía están en uso hoy en día, y también, recientemente, donamos portátiles de SO Endless a jóvenes liberados de centros correccionales, para que continuaran su educación.
La investigación reportada por la Corporación RAND muestra que las personas encarceladas que participan en programas de educación correccional tienen menos probabilidades de reincidir y más probabilidades de obtener un empleo después de la liberación (Davis et al., 2013). La fuerza laboral del siglo XXI depende cada vez más de la alfabetización digital, así que saber cómo usar los ordenadores y el Internet es una parte clave de dicha educación. Programas como el programa piloto de World Possible y Endless demuestran que el acceso a la tecnología no solo es posible para quienes están encarcelados, sino que es crucial para su éxito.
//
Frank Martin es el Director de Educación de la World Possible. Anteriormente, fue coordinador de educación del Autoridad Juvenil de Oregón, donde ocupó diversos cargos. Aboga por el uso de tecnologías a través de la Corrections Education Association (Asociación de Educación Correccional) y la Alliance of Higher Education in Prisons (Alianza de Educación Superior en Prisiones). Se graduó en la Universidad de San Luis con un máster en artes del Departamento de Comunicación.