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Yellow Ribbon Run: hay un futuro mejor a la vista para quienes han estado en prisión

 

Tienes un hijo al que has cuidado toda tu vida, y de repente termina en la cárcel. Tienes que lidiar con algo que nunca pensaste que experimentarías. Puedes mirar hacia el pasado o puedes correr por un futuro mejor, y ayudar a otros que han pasado por la misma experiencia.

Víťa es una mujer bien educada y trabajadora, sin pasado criminal; sin embargo, su hijo Honza pasó tres años en prisión por tráfico de drogas.

“Todas las mañanas, después de un turno de noche, iba directamente al club, pasaba todo el día allí, luego me duchaba, volvía al trabajo y así sucesivamente durante tres días. Estuve así un par de años”, dice Honza.

En ese momento ya no vivía con su madre. Después de un tiempo, Víťa descubrió que Honza era un drogadicto. Incluso se sometió a rehabilitación, pero pronto se volvió a enganchar a las drogas. Desafortunadamente, también se metió en el tráfico de drogas. “Cuando me llamaron para decirme que lo habían encerrado, me sentí aliviada”, dice Víťa. Para combatir la depresión, con el tiempo comenzó a correr. Menos de un año después corrió su primera media maratón. Correr la ayudó a sobrellevar la situación. Tuvo la oportunidad de conocer gente con la que compartir su historia.

Honza luchó con éxito contra su adicción a las drogas en la cárcel y fue liberado antes del final de su condena. Encontró un trabajo decente y – junto con su madre – se unió al Proyecto Lazo Amarillo (Yellow Ribbon Project).

Cada año, más de 10 000 expresidiarios cumplen su condena de prisión en la República Checa y son liberados de varias cárceles. Es descorazonador que tengan que vivir con el estigma de haber pasado tiempo entre rejas, lo que puede ser más punitivo que la propia sentencia de prisión. Muchos expresidiarios se encuentran, literalmente, entrando en una segunda prisión. Pero esta vez sería una prisión con rejas invisibles, la de la sospecha, la desconfianza y la discriminación. Incluso el mejor régimen de rehabilitación durante su encarcelamiento no sirve de nada si los expresidiarios son rechazados en sus hogares. Esta es la razón por la que el Proyecto Lazo Amarillo(1) promueve una sociedad más tolerante, una que esté dispuesta a darle a los expresidiarios una segunda oportunidad para comenzar un nuevo capítulo en sus vidas.

“De manera conjunta con los presos, los expresidiarios y sus familias, así como con las víctimas de delitos, el personal del Servicio de Prisiones y Libertad Condicional, las ONG, los directores generales de empresas y muchos otros, huimos simbólicamente de los prejuicios. Si hay más personas reintegradas a la sociedad de forma exitosa, también habrá menos víctimas, menos familias e hijos de presos infelices. Podemos demostrar que la gente puede tratar de ser mejor y, con nuestra ayuda, pueden lograrlo”, dice Gabriela Slováková, iniciadora del proyecto.

El Proyecto Lazo Amarillo ya ha dado resultados positivos. En 2017, los socios del proyecto crearon 296 puestos de trabajo para presos y 96 para expresidiarios. La edición de 2018 contó con la presencia de casi 600 corredores. Este es un número récord de personas que apoyan una segunda oportunidad. Para comparar, la primera edición de 2016 contó con la participación de solo 32 personas.

“Espero que el Proyecto Lazo Amarillo crezca; para nosotros, los organizadores, esto será una buena señal de que cada vez más personas entienden la necesidad de ayudar a los demás. Y esto es verdaderamente importante”, añade Gabriela Slováková.

(1) Para llevar a cabo esta idea, en la República Checa algunas organizaciones se unieron en 2016 y fundaron la plataforma para el YELLOW RIBBON RUN, que incluye: Servicio de Prisiones, Servicio de Libertad Condicional y Mediación, RUBIKON Center y RunCzech.

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Conozca más sobre el proyecto y la edición 2019 y conéctese con nosotros.  


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