Ysmael Paniagua

República Dominicana: un ejemplo de reforma penitenciaria a seguir

// Entrevista: Ysmael Paniagua Guerrero

Coordinador General del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria, República Dominicana

Contexto:

En República Dominicana coexisten dos sistemas penitenciarios: El tradicional –manejado por policías y fuerzas del cuerpo militar – y el del nuevo modelo (cuerpo civil especializado en materia de tratamiento, gestión y seguridad penitenciaria).

El Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria constituye una mudanza de paradigma del tratamiento de los privados de libertad, en el cual se tienen en cuenta sus derechos ciudadanos fundamentales, a pesar de que estén en conflicto con la ley y la justicia penal.

Con la fundación de la Escuela Nacional Penitenciaria desde el 30 de julio de 2003, la formación de Agentes de Vigilancia y Tratamiento Penitenciario (VTPs), de profesionales y técnicos, permitieron viabilizar la apertura, en el año 2004, del primer Centro de Corrección y Rehabilitación (CCR), iniciando el funcionamiento del gran Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria de la República Dominicana.

Tras un año de formación intensiva, los Agentes VTPs se incorporan al personal que desarrolla funciones en los Centros de Corrección y Rehabilitación (CCRs). Así, existe toda una distinción no solo conceptual, sino también terminológica, entre el viejo sistema y el nuevo, ya que en el primero se habla de cárceles (o prisiones) y de guardias, mientras que en el segundo existen centros de corrección y rehabilitación y personal de vigilancia y tratamiento.

Actualmente, la reforma penitenciaria dominicana se encamina a abarcar cada vez más proporción del sistema, a través de la voluntad política, del reconocimiento externo y también de la afirmación en cuanto a modelo penitenciario óptimo para los países vecinos.


JT: ¿Qué diferencias hay entre el nuevo modelo penitenciario y el tradicional?

YP: Las diferencias son abismales. En el sistema tradicional no están las condiciones creadas, ni el personal está debidamente formado, ni están las líneas de trabajo, ni tampoco está el modelo de gestión para garantizar, respetar los derechos fundamentales y la dignidad de las personas privadas de libertad. En la administración tradicional impera una cultura fundamentada en la justicia vengativa, plagada de malas prácticas, que hacen que el sistema sea inoperante, convirtiendo el cumplimiento de la pena privativa de libertad en un auténtico infierno. Las diversas denuncias sobre el sistema de vejaciones, extorsiones y corrupción existente contra la población recluida, hace imperativo el desmontaje de la visión militarista y policiaca del sistema penitenciario.

El sistema penitenciario dominicano cuenta con cuarenta y un (41) recintos, de los cuales veintidós (22) corresponden al Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria y cuya seguridad está a cargo de los Agentes de Vigilancia y Tratamiento Penitenciario. Las cárceles del modelo tradicional están a cargo de la Policía y del Ejército Nacional.

Nuestro personal (los agentes VTP) es reclutado desde la sociedad civil, y luego es especializado, capacitado y formado durante un año en la Escuela Nacional Penitenciaria, con una batería de formación jurídica, psicológica, de tratamiento de personas.

El entrenamiento se lleva a cabo, de manera regular, en la Escuela Nacional Penitenciaria, en régimen de internado y pasantía en los centros de corrección y rehabilitación. Los agentes de VTP y todos los servidores, según las funciones y jerarquías que desempeñan, reciben educación continua (actualización) para implementar mejoras y contribuir a mantener la excelencia. También le proporcionamos una formación personalizada a una parte de ese personal en el Comando contra Terrorismo del Ministerio de Defensa y en el Comando de Fuerzas Especiales de la Fuerza Aérea, a quienes agradecemos enormemente ese apoyo que nos han dado. Tenemos un personal con la calidad para responder en cualquier circunstancia.

En los centros de corrección y rehabilitación del nuevo modelo se respetan todos los derechos fundamentales establecidos en la Constitución de la República Dominicana, que en su artículo 40, numeral 16, establece: “Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social de la persona condenada y no podrán consistir en trabajos forzados”, aspecto que cumplimos plenamente, así como los de la Ley 224-84 sobre Régimen Penitenciario, tratados, convenios y pactos en materia de derechos humanos concernientes a personas privadas de libertad, firmados y ratificados por el Estado dominicano.

Cuando se ingresa a una persona privada de libertad al nuevo sistema se le colecta toda la información jurídica, se le hace una analítica médica, un levantamiento social, y de su nivel educativo; con toda esa información creamos un protocolo al que llamamos el protocolo unificado de tratamiento y éste se determinará también en función de su condición médica y jurídica, ya que cada privado de libertad necesita de un tratamiento personalizado en función de su situación.

 

Pedro das Neves y Ysmael Paniagua en la Conferencia ICPA-LA en Bogotá, 2017

JT: Which is the mission the detention centers of the new model?

YP: A nosotros nos corresponde el tratamiento para conseguir de las personas privadas de libertad lo mejor que tengan en su corazón y ponerlo a flote, desarrollarlos desde el punto de vista ético, moral, educativo, laboral, humano, artístico, productivo, y crear un ambiente familiar a pesar de la privación. Crear un espacio en que se sientan con la posibilidad y la oportunidad de reinsertarse a la sociedad, en capacidad de cumplir la ley, es un deber y una obligación del Estado, del gobierno y de la sociedad. La persona privada de libertad será mejor ciudadano si cumple su pena en un centro del nuevo sistema.

Con el nuevo ordenamiento jurídico tratamos de concretizar la aspiración humana de la dignidad de la vida, que no se puede mutilar con la privación de libertad. Se trata de desarrollar un sistema de justicia restaurativa, plural, seguro, de garantía plena de la vida y de los derechos humanos, y es resultado de la reforma de sistema de justicia que surgió de la crisis electoral y firma del pacto político del 1994.

JT: ¿Cómo describe lo cotidiano de una persona privada de libertad que esté cumpliendo pena en un centro de corrección y rehabilitación del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria?

YP: A los privados de libertad se les mantiene totalmente ocupados, organizados de forma permanente y continúa con un horario regimental de educación, trabajo, artes, y deportes. Tenemos el 100% de oferta educativa; el 53% de privados de libertad están en programas de educación básica y educación media, y tenemos más de 350 en educación universitaria.

Trabajan en invernaderos, en granjas, en producción agrícola en cielo abierto, en manualidades, en la industria metal-mecánica, que es donde se producen todas las camas que se requieren en el nuevo modelo penitenciario. También trabajan en la industria del mueble, en la industria textil, en la industria del cuero y de piel, de la producción de zapatos… Es una cosa extraordinaria: es el espacio más productivo de República Dominicana en proporción del número de personas y el espacio donde mayor número de personas estudian en proporción con el país.

Con el nuevo modelo penitenciario tratamos de concretizar la aspiración humana de la dignidad de la vida, que no se puede mutilar con la privación de libertad.

JT: ¿Qué dicen las estadísticas en cuanto a las tasas de inserción social tras haber cumplido pena en el nuevo modelo?

YP: Una mejor inserción en la sociedad es casi segura: tenemos más de un 95% de los privados de libertad que se reinsertan a la sociedad. Y los índices de reincidencia son de los más bajos del mundo por debajo de un 5%.

 

JT: Hay personas que rechazan cumplir pena en el nuevo sistema, ¿qué puede decir con relación a eso?

YP: El nuevo modelo es un régimen de rehabilitación, como dice la Constitución el objetivo de la prisión es reeducar para la reinserción. Entonces si es así, no pueden seguir haciendo lo mismo, violando a las leyes y los procedimientos en la prisión; tienen derechos y obligaciones.

Entonces, los más pobres no quieren estar con nosotros, los grandes del crimen organizado y del narcotráfico tampoco quieren estar con nosotros, los banqueros, los grandes potentados tampoco quieren estar con nosotros… Porque cada quien quiere hacer lo que le venga en gana y aquí no es posible porque tienen un régimen que determina que a las seis de la mañana comienza la actividad en el centro tiene que asear e higienizar su espacio, tender su cama, tiene que bañarse, tiene que bajar o ir al comedor a desayunar, tiene que hacer actividades laborales, educativas, artísticas, culturales. No hay ocio en los centros, es un régimen pleno de vida.

Tenemos psicólogos, médicos, trabajadores sociales, un equipo de educadores; proporcionamos una vida integral, la misma que no tiene mucha gente que está en libertad.

JT: Hablemos de La Victoria, por ejemplo, que es la cárcel más grande del país y que sigue siendo dirigida bajo el sistema tradicional. ¿Cuál es la meta?

YP: Se está trabajando para que todas las prisiones sean gestionadas según el nuevo modelo. La Victoria es el talón de Aquiles de los derechos humanos en la República Dominicana.

Para resolver el tema de La Victoria hay que construir una ciudad penitenciaria porque ahí hay más de 8000 privados de libertad. Y, preferiblemente, hay que construir esa ciudad en otro lugar, o construir varios complejos penitenciarios con capacidad para acoger de 780 a 1000 personas cada uno. Estamos trabajando para eliminar el hacinamiento, el pueblo dominicano no se merece tener una prisión como La Victoria y como esas cárceles tradicionales.

La República Dominicana ha avanzado mucho, vivimos en un Estado Social y Democrático de Derecho; ha mejorado su imagen internacional y somos reconocidos en muchas latitudes del mundo, en varios continentes, por el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria. Naciones Unidas ha decidido, en más de una oportunidad, que el modelo penitenciario de la República Dominicana – como dice Don Elías Carranza “el milagro penitenciario dominicano” – es reconocido como el mejor para América Latina.

JT: ¿Con la inversión que exige, hay disposición de la parte del Gobierno Dominicano de hacer esa transformación, en las cárceles que todavía quedan fuera del nuevo modelo?

YP: Creo que sí hay disposición del Gobierno, pero no todo el aporte. Es el Gobierno que tiene que decidir concluir la reforma, sin embargo, requiere una exigencia mayor de los sectores del país y una comprensión mayor. Es una gran inversión que se cubre ella misma cuando te logra bajar la reincidencia de más de un 60% a menos de un 5%… Se estarán salvando vidas y evitando que el crimen organizado y el narcotráfico se apoderen de importantes segmentos de la sociedad.

JT: ¿Los establecimientos del nuevo modelo ofrecen la seguridad necesaria en los casos de reclusos muy peligrosos?

YP: Sí. Para los grandes criminales, los grandes casos de crimen organizado, narcotráfico y los casos de alta notoriedad – aunque no necesariamente la persona sea de alta peligrosidad – regularmente los jueces y los fiscales los envían al nuevo modelo porque nosotros tenemos un mayor control de las comunicaciones, una reducción extraordinaria de celulares.

Solo ocasionalmente le encontramos teléfonos móviles; los teléfonos móviles que usan para comunicarse con su familia – que es un derecho de ellos – son de la institución. En algunos casos se les permite el uso de la computadora para los trabajos que tienen que hacer para la universidad.

Hay más de 350 personas privadas de libertad que están haciendo estudios de carrera universitaria en Derecho, en Psicología, en Educación, en Informática y otras. Lo hacen de diferentes maneras, pero la inmensa mayoría lo hace en prisión, tenemos un centro regional universitario, junto a universidades del país.

Estamos desarrollando el ciclo completo de educación en los privados de libertad (alfabetización, educación básica, educación media, técnica, universitaria) y pronto maestrías para personas privadas de libertad, con el perfil requerido, eso no pasa en ninguna parte del mundo.

JT: ¿Cuál el estado de cosas respecto a medidas alternativas al encarcelamiento?

YP: Nosotros tenemos una gran cantidad de personas que están cumpliendo su pena en medio libre, pudieran ser por diferentes razones – algunas están bajo control y otras no.

Hay más de 1000 personas en esa situación y tenemos cientos de personas que les damos seguimiento en el medio libre. Existen condiciones en que no hay seguimiento: La libertad bajo fianza es una condición de medio libre que puede y debiera implicar seguimiento, por eso tanta gente se disipa de la persecución judicial a través de la condición de la libertad bajo fianza.

El medio libre es un concepto bien amplio que tiene diferentes características; el medio libre también es libertad condicional. La libertad condicional es una que se ofrece a un privado de libertad que ha cumplido más de la mitad de la pena, como lo establece la ley.

Otros beneficios son diferentes por un tercio de la pena, otros beneficios son estar durante la semana en su casa y en los fines de semana en la prisión, otro es salir diariamente a estudiar o a trabajar, tenemos muchos en esa condición, entonces todas esas variables permiten que nosotros demos seguimiento. Incluso ellos mismos se reportan a través de sus celulares desde el trabajo, o tienen que reportarse frente al empleador o al espacio de negocio donde trabajan.

Mi misión es redimir cautivos. Yo creo en la libertad. Nosotros formamos personas que trabajan para la libertad – es un paradigma diferente – y en nuestros centros de corrección trabajamos para la libertad, no para la prisión, porque el concepto es devolver a estas personas a su medio libre, a su capacidad y voluntad de cumplir la ley, con herramientas que les permitirán generar riqueza.

The Naciones Unidas ha decidido que el modelo penitenciario de la República Dominicana es el mejor para América Latina.

JT: El primer centro del nuevo modelo tuvo su apertura en abril de 2004 y la Escuela Nacional Penitenciaria existe desde el 30 de Julio de 2003. ¿Hacia qué futuro se está caminando?

YP: La Escuela Nacional Penitenciaria (ENAP) está dando los pasos para la habilitación de la Academia Superior de Estudios Penitenciarios (ASEP) para desarrollar programas de estudios técnicos especializados, de grado (licenciaturas en Ciencias Penitenciarias, en Educación Correccional y en Criminología), postgrado y de educación continuada, capacitación y actualización del personal del servicio correccional y carrera integral penitenciaria.

Cuarenta y nueve (49) funcionarios profesionales han sido formados y egresados de la primera Maestría Profesionalizante en Administración Penitenciaria (2011-2013) en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y actualmente, hay cuarenta y cuatro (44) cursando la segunda Maestría en Administración Penitenciaria (2016-2018).

En perspectiva tenemos diseñadas cuatro planes de estudios de Maestría: en Gestión de la Educación y del Tratamiento Penitenciario; en Ética y Valores Penitenciarios; en Criminología y Derecho Penitenciario y en Gestión del Nuevo Modelo Penitenciario (2017-2019), esta última en modalidad semipresencial.

Avanzamos sistemáticamente hacia un sistema de formación integral, una carrera académica y laboral basada en el compromiso con la paz y la seguridad.

La educación, los valores éticos y morales forman parte de la plataforma principal del desarrollo humano y social del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria, lo que ha permitido que, en estos 13 años de reforma, 18,274 personas hayan participado de 472 programas educativos desarrollados por la Escuela Nacional Penitenciaria.

Con todo este trabajo estamos tratando de garantizar la permanencia en el tiempo del nuevo modelo, a través de un amplio programa de producción de bienes y servicios a escala nacional, que contribuya sustancialmente a la sostenibilidad económica de la reforma penitenciaria.

También estamos ampliando los instrumentos sociales, garantes de la reforma penitenciaria Dominicana con la integración de nuevos sectores de la vida nacional, empresarial, religiosa, de la comunicación, de la educación y el arte, la cultura y otros. El objetivo es mantener la calidad de la reforma, mediante una supervisión efectiva de los actores fundamentales de la vida nacional.

Frente al interés de la comunidad internacional, instituciones, organismos especializados en las cuestiones penitenciarias, ministros, funcionarios de los gobiernos y estados de América Latina y el Caribe, en las buenas prácticas nacionales, se recomienda, para la implementación de la reforma y mejoras en los sistemas penitenciarios de la región, el establecimiento de una institución educativa para formar el talento humano calificado, con una visión humanística, eliminando la práctica militarista y policiaca, e ir instalando progresivamente la conversión total de los centros tradicionales hacia el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria.

Continuaremos avanzando y contribuyendo sostenidamente al desarrollo humano, a la inclusión social y a la necesaria paz y seguridad de la sociedad dominicana y de países hermanos.

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El Dr. Paniagua es gestor e impulsor de la reforma penitenciaria Dominicana. Designado Director General de la Escuela Nacional Penitenciaria (ENAP) y Coordinador Nacional del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria (NMGP) de la Procuraduría General de la República, desde agosto del año 2012. Es doctor en Derecho y licenciado en Publicidad por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Asimismo, es egresado del Máster en Administración Penitenciara de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

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